La noticia de perfil
Mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo me comunicó que en su fuente de trabajo había escuchado que la ciudadanía será favorecida con nuevos jueces, fiscales y magistrados, luego de haber leído en el libro del vicepresidente Álvaro García Linera que la justicia en Bolivia está podrida, y que a partir de un breve tiempo tendremos magistrados inmaculados que brindarán al país preceptos judiciales libres de la influencia del Poder Ejecutivo.
Con mi habitual socarronería, dije a mi discípula periodística que estoy acostumbrado a creer en milagros, aunque sigo sosteniendo que los únicos prodigios sobrenaturales son los que proceden del Santo Dios que está en los cielos. Sin embargo, la cochabambina nacida en Quillacollo me informó que esta vez va en serio el intento de crear una magistratura que actúe sin la influencia gubernamental, lo cual me produjo una sardónica sonrisa, al recapacitar acerca de que pronto cumpliré un siglo de promesas políticas, al igual que todos los viejos a quienes es muy difícil vender gato por liebre.
Sin embargo, tal era la fe de mi comadritay en las promesas no sólo de Evo sino de los asambleístas del oficialismo, que provisionalmente yo también votaré por nuevos jueces y constituyentes porque me queda algo de confianza en los pocos representantes de la oposición que estarán velando por la corrección en este proceso de selección, aunque sé también que al final se impondrán los 2/3 de la mayoría oficialista y por arte de magia sabremos que la Constitución será modificada para beneficiar la rerereelección del máximo líder del MAS, Evo Morales.
En cuanto a la cacareada participación de la Universidad Boliviana para darle un cariz de academicismo, dije a mi comadre que pronto veremos a algunos dirigentes políticos de la Universidad como floreros de cartuchos marchitos en las sesiones de calificación, de acuerdo con el plan del oficialismo.
Entre esperanzados e incrédulos al mismo tiempo, la cholita aprendiz y el periodista caballero uniremos nuestra última dosis de esperanza en que elegiremos a jueces, fiscales y magistrados buscando con lupa a los mejores, o menos malos que seguramente se colarán entre los aspirantes a optimizar la justicia en Bolivia. Por último, le dije a Macacha: “No te olvides, comadritay, de que justicia antes que un concepto es una virtud, como enseñaba el Catecismo del Padre Ripalda: las virtudes cardinales del hombre son la prudencia, la justicia, fortaleza y templanza. Y si la justicia es una virtud, no la posee cualquier político, aunque éste sea de buenas intenciones.
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