La verdad aunque duela
Ayer nomás la prensa internacional resaltaba: “La Tercera Guerra Mundial puede estallar en Siria”. Esta fue una advertencia de Shamir Sultánov, presidente del Centro de Estudios Estratégicos Rusia – Mundo Islámico. Destacan también las partes principales de la guerra en Siria, donde se resalta un apoyo externo compuesto por Rusia, Irán y Hezbolá y por otra parte la oposición externa compuesta por EEUU, Turquía y Arabia Saudita.
Y ¿en qué desembocara la tensión entre EEUU y Corea del Norte? En ambas situaciones relatadas, la humanidad está convencida del poder bélico de los países mencionados, además del poder de los gobernantes, otorgado por sus pueblos. Lo que llama la atención es que esos países ostentan sus pruebas atómicas y nucleares. Fuentes creíbles señalan que, desde el inicio de las hostilidades hasta el momento la suma despilfarrada es de 655 millones de $US, dinero derrochado a sabiendas que el 27 y 32 % de la humanidad se halla en situación de pobreza y extrema pobreza. Para tranquilidad de la humanidad, el Presidente y Vicepresidente de los Plurinacionales en su última reunión con la Conalcam han resuelto “instruir” al gobierno de los EEUU que deje de hostigar al gobierno de Corea del Norte (en caso contrario…).
Otro titular dice: “La industria bélica, un negocio seguro”, factura miles de millones de dólares y cuenta con el apoyo político y económico de los gobiernos más poderosos del mundo. La industria de armamento no conoce la palabra “crisis” saca pecho ante los nuevos conflictos armados. En la carrera armamentista del Siglo XXI, los principales fabricantes de material bélico se hallan en EEUU. La Lockheed Martin es líder mundial en la venta de armamento, con 28,500 millones de euros facturados en 2016. El mismo año, según últimos reportes, las otras 14 industrias distribuidas en otras partes del mundo facturaron alrededor de 350.000 millones de euros. Las ventas “polémicas” en los últimos dos años fueron orientadas a países del medio oriente, involucrados con el terrorismo; el monto invertido alcanza a 78.000 millones de euros. El término polémico significa dinero mal habido e invertido por los cabecillas de turno, lo que a la postre se convierte en delincuencia.
Volviendo a nuestra realidad, la BBC Mundo, en 29 de septiembre de 2010, destaca: “Bolivia es grande para comprar armas”. El gobierno boliviano asegura que tiene la suficiente “musculatura y físico económico” para comprar aviones, helicópteros y otro tipo de equipamiento militar sin tener que responder a ningún condicionamiento. Esa afirmación corresponde al Vicepresidente de los plurinacionales, luego de denunciar que EEUU bloqueó la compra de aviones y helicópteros con tecnología americana para destinar a la lucha contra el narcotráfico. Entonces, agrega, Bolivia recurrirá a la tecnología militar rusa, checa o china para equipar a las Fuerzas Armadas. La compra de armas militares rusas será de $US 100 millones prestados por Rusia. También compraremos seis aviones checos. Continuó declarando: “Bolivia tiene dinero para garantizar su seguridad fronteriza, vamos tener aviones de guerra, armamento bélico moderno, dennos un poco de tiempo”… en ningún momento dijo cuánto invertirán en equipamiento militar.
Posteriormente, en mayo de 2015 Noticias Ejú titula: Se desata fuerte polémica por la compra de armamento para las FFAA de Bolivia. El Ministro de Defensa Nacional anunció la compra de 40.000 fusiles por un valor de $US 140 millones, adquisición de 16 radares por el monto de 200 millones de $US y 20 aviones caza por un monto de $US 20 millones. Posteriormente el Ministro de Gobierno contradijo al decir que los radares servirán para la lucha contra el narcotráfico, es decir para detectar a todos los aviones que sobrevuelan nuestro territorio traficando droga, a sabiendas que en varios lugares del oriente y especialmente en el Chapare, hay alrededor de 50 pistas clandestinas, equipadas con las comodidades de aeropuertos de tercer nivel, donde los aviones caza pueden aterrizar con todas las comodidades y garantías de operación. Entonces, para qué compran radares, si todo lo tienen controlado.
Recuerdo que son compras polémicas en miniatura con destino a la “seguridad nacional”, en disputa con los encargados de controlar el “narcotráfico y delincuencia”. Un caso reciente es el asalto a un vehículo de la transportadora de valores Brinks, por lo que miembros del cártel bermellón brasileño de “miedo” ante semejante persecución policial, tuvieron que “incinerar” 1.5 millones de dólares y fugar sin dejar rastro.
Durante 11 años en el gobierno de turno hubo inversiones, adquisiciones, contrataciones, compras, créditos y otros actos “polémicos” en varias instituciones del Estado, fácilmente podemos citar una centena de casos. El pueblo recordará que en todos esos casos, el gobierno con la justicia en su poder ha enterrado los antecedentes, procesos, bienes y dinero de corruptos. En varios casos esos personajes fungen de embajadores, cónsules o empleados en distintos lugares del planeta. Cuando los corruptos son especiales, se hallan en las cárceles en calidad de huéspedes con privilegios, o también son legisladores. “Ningún delincuente es culpable hasta que se le acaba el dinero y el poder”. Debemos reflexionar con lo que ocurre en Venezuela.
El autor es docente universitario.
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