En nuestro país, la fiebre por el uso de los teléfonos celulares se dio a partir del año 2000, cuando el costo por el acceso a este medio de comunicación ya no era tan elevado. A la fecha, sin temor a equivocarme, podría decir que el 95% de adolescentes y personas adultas cuenta con un teléfono celular. Vivimos en un mundo conectado, los “smartphones” han invadido nuestras vidas y parece que no podemos vivir sin estar conectados a la red de Internet, ya sea por WhatsApp o a través de las redes sociales. Esa dependencia se traduce en un problema mayor cuando se presenta mientras conducimos, lo que da lugar a una distracción y un grande riesgo para el conductor que utiliza el teléfono celular mientras conduce.
Día tras día, la cantidad de siniestros de tránsito causados por personas que hablan por teléfono mientras conducen está creciendo en el mundo. Según estudios internacionales, utilizar el teléfono celular mientras se conduce un automóvil incrementa el riesgo de protagonizar un hecho de tránsito en un 70%.
¿Somos conscientes del peligro que representa utilizar el teléfono celular mientras conducimos?, la comunicación telefónica distrae, el ángulo visual se reduce en un 40%, el contenido de la llamada puede provocar tensión y perturbar la tarea de conducir provocando demoras o errores en las reacciones del conductor, ya que la mente está concentrada en el contenido de la conversación. Estamos equivocados cuando pensamos que la solución es utilizar “manos libres”. Un conductor responsable debe tener la “mente libre o despejada” de cualquier otra preocupación que no sea la conducción.
Seguramente algunos conductores dirán: “manipular un teléfono celular mientras se conduce, no toma más de cinco segundos”; ese breve lapso de tiempo en el que se enfoca la atención en identificar una llamada, abrir un mensaje o escoger una canción puede ser suficiente para provocar un siniestro mortal.
No cabe duda que utilizar el teléfono celular mientras se conduce es un factor de distracción mucho más grave que leer la publicidad, comer mientras se conduce o encender la radio, ya que estas acciones no producen alteraciones en el comportamiento del conductor, mientras que el contenido de una conversación por el teléfono celular puede producir alteraciones tan profundas como las ligadas a la conducción bajo los efectos del alcohol. La Organización Mundial de la Salud en un estudio llegó a esta conclusión: “distraerse implica que el conductor tendrá que dividir su atención entre una tarea principal, conducir, y una secundaria, hablar por teléfono”. Según ensayos prácticos realizados, se estima que si una persona conduce a 80 kilómetros por hora y realiza una llamada telefónica de apenas un minuto, habrá recorrido más de 1,2 kilómetros sin estar totalmente concentrada en lo que estaba haciendo.
Con este análisis, no hacen falta más datos, ni nuevos estudios o investigaciones para determinar de manera fehaciente que existe una relación directa entre el uso del teléfono celular mientras se conduce y los siniestros de tránsito que por ese motivo se puede ocasionar. Por ello, además de ser inflexibles en la aplicación de las sanciones, es necesario seguir trabajando en promover una cultura de prevención, haciendo énfasis en la responsabilidad que involucra conducir un vehículo.
Si usted, mi estimado lector, está acostumbrado a contestar una llamada telefónica cuando está conduciendo, debe cambiar esa conducta para no poner en riesgo su vida, la de quienes lo acompañan o de quienes están a su alrededor, puede salvar muchas vidas que se pierden por una irresponsabilidad que es totalmente controlable.
“El conocimiento debe ser parte de tu vida”.
El autor es docente UNIPOL.
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