La noticia de perfil
En el país del chanchullo, los bolivianos (gobernantes y gobernados) nos hemos entregado en alma vida y corazón a buscar a los hombres más justicieros del planeta, causando la envidia de países serios como Suiza y Noruega y menos serios como Venezuela.
Cuando hablo con mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo, la cholita me cuenta que la palabra “justicia” es la más pronunciada en esos ámbitos, a tal punto que ella piensa que en verdad estamos lanzados hoy a recoger la más hermosa cosecha de jueces, fiscales y magistrados que puedan llevarnos a una súbita conversión de hombres probos que manejarán los juzgados, las cortes y las asambleas al reinado de la diosa Temis, para dar testimonio de que chanchulleros de nacimiento nos convirtamos en ciudadanos intachables y amantes de la ley.
Llamando a su sinceridad le pregunté si ella no había cometido muchos chanchullos desde su época escolar, allá en Quillacollo, pasando por sus romances intrascendentes antes y después de don Nemesio (que en paz descanse), admitiendo la bambina cochabambina que el chanchullo siempre fue uno de sus mejores recursos para vivir feliz y obtener buenas calificaciones en la escuela de la “life”. Estando actualmente en shock ante repentino cambio de ruta en la existencia de los bolivianos, a los que se nos ha colocado como actores de este proceso de cambio que ya ha comenzado… impulsado por la Asamblea Legislativa, que se ha convertido en un templo donde se adora los principios de la justicia, que lamentablemente concluirá con la proclamación constitucional de Evo sempiterno y todo su clan.
Dije a Macacha que no me parece natural esta transformación del hombre común boliviano hacia la búsqueda de la rectitud y perfección dentro de la Constitución a la que nunca respetamos y no tengamos tentaciones de violarla por enésima vez.
Reconociendo nuestra idiosincrasia (podría traducirse como la de un indio sin gracia) acordamos seguir adelante con la ímproba tentativa de crear un sistema judicial sin chanchullos, algo que parece como ir a buscar una aguja en un pajar.
Quedamos a la espera, la cochabambina y yo, de los mejores resultados de este experimento de cambiar nuestra justicia y por fin contar con un poder independiente que deje de servir al gobierno, algo que los políticos consuetudinarios jamás imaginaron. Dios salve a Bolivia por emprender procesos inmaculados que nunca conseguimos deslumbrar.
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