Venezuela y el modelo de globalización de la miseria

El régimen chavista de Nicolás Maduro destituyó a su ministra de Salud, Antonieta Caporale, tras que desclasificó boletines epidemiológicos oficiales, no hechos públicos por más de dos años, que constatan el estado crítico del área de salud pública estatal en Venezuela.

La expulsada ex directora del Hospital Universitario de Caracas, el mejor del continente en el siglo pasado, reveló que la mortalidad infantil creció en 30%, la mortalidad materna lo hizo en más del 65%, la malaria se sitúa por encima del 76% y el éxodo de médicos se multiplicó durante 2016.

Sin desmerecer la ineptitud de sus gobernantes, el estrepitoso fracaso de las políticas de “universalización” de la salud, “analfabetismo cero” y “vivir bien” en los países del socialismo del Siglo XXI es consecuencia de la inviabilidad de modelos económicos rentistas, que plantean la utopía de “igualdad”, pero carecen de la ingeniería para producir valor agregado.

En Bolivia, otro estado satélite del chavismo, el director del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel de Cochabamba, Uriel Ferrufino, reveló a la prensa local que hay 750 niños en lista de espera para cirugía desde el año 2014. Este hospital, construido por la cooperación japonesa y otrora centro de referencia de la especialidad, cuenta con un sólo quirófano y 90 camas para una demanda de 250 pacientes por día.

En pleno siglo de la economía del conocimiento, gobiernos con apenas la suficiente noción de estadismo como para firmar cheques, financiaron su estabilidad política y la falacia de la viabilidad del comunismo, con un derroche absurdo de la renta por la venta de materias primas no renovables, que duró hasta la caída del precio internacional de los minerales y el petróleo.

Cuando la geopolítica soviética del Siglo XX se apropió de la consigna marxista de “Proletarios del mundo, uníos”, y creó la Internacional Comunista, como instrumento de expansión de un modelo económico que pregonaba una “igualdad” no basada en la generación de riqueza sino en la distribución de la pobreza, probablemente la idea que tenían en mente era la narrativa de la globalización que hoy nos vende la media liberal.

Es una narrativa idílica que evoca la utopía sin fronteras del estado de igualdad de Karl Marx, pero que en la práctica luce como la Venezuela de hoy.

Los estados, al igual que los escudos epidemiológicos, son la garantía de que ciertas infecciones ideológicas puedan ser contenidas en un órgano, por su propio sistema inmunológico, antes de tener efecto septicémico en el resto del sistema.

El autor es Maestrante de la GSPM-GWU.