Por: Ernesto Bedregal Patiño
Como rosa de Provenza, de suave fragancia
y suprema belleza; adoramos tu existencia,
tu simpleza, tu delicadeza.
Me considero dichoso en verdad; más que eso,
me haces sentir orgulloso. Eres la razón de mi esfuerzo,
en tus brazos encuentro gozo.
***
Me es trabajoso exteriorizar
todo mi sentir
por miedo a tropezar; pues soy de escribir,
mas no de hablar.
¡Amada madre! Eres arte, tu voz
es música,
tu mirada un baluarte; tu presencia es única,
siempre da por extrañarte.
***
Hoy manifestaré el inmenso amor que siento,
necesitaré más de un soneto; pero ahí estaré,
entre catorce versos que sin ser tan brillantes
reflejaran mis pensamientos, sin ser insigne como Cervantes
declararan mis sentimientos.
***
Mujer admirable, de semblante y gesto amable;
abnegada madre, el amor por ti es inefable.
(Extracto “607 Memories”)
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