Conciencia ¿cuál?

El presidente Morales el 1 de mayo, Día internacional del trabajo, en Santa Cruz dijo: “gracias a la unidad, a la conciencia del pueblo boliviano” se logró “la revolución democrática y cultural (…) para sentar soberanía política y económica“. El acto fue diferente al del año 2014, cuando Morales estaba en auge y desfiló junto a la COB en La Paz; y miles de personas luchaban por un espacio en un apretado y multitudinario desfile. Una mirada al aquí y ahora, permite preguntarse ¿se mantiene esa conciencia? La respuesta es categórica: No. Hipotéticamente la implementación e improvisación del esquema “político-económico-populista-capitalista” ha deteriorado la “conciencia”, trastrocándola en una conducta “racista” (casi irreflexiva).

El régimen denominado “marxista” debería referirse a la “conciencia” (de clase) burguesa (empresarios), la media (funcionarios) y la proletaria (trabajadores), caracterizada -cada clase- por el lugar ocupado en la estructura económica. Sin embargo, estas tres conciencias, opuestas, en el modelo bizarro populista, ahora son “hermanas” bajo el paraguas toponímico carente de ideología, resultando una “conciencia” casi irreal (ficticia), pilar fundamental del “capitalismo-comunitario”. Pese a todo, la conciencia en Michel Foucault requiere de información que permita leer (reflexionar) si el país avanza o retrocede, ¿se accede a una información oficial? No. Son 11 años que somos condicionados por lo virtual poco creíble. Entonces, ¿a qué conciencia se refiere Evo Morales?

Primero, una conciencia marxista como hace unos 12 años no existe, una funcionalista producto de la reflexión de una información real, peor. Eso sí, se advierte una conducta –populista- (pragmática/mecánica) sobre todo de ese 49% (de funcionarios) que apoyaron al Sí del 21f, eximiendo con ello la procreación del Ser genérico escindido de su labor (trabajo). Esta conducta destaza la historia a una “narración” de hechos históricos estancos, mitos y cultura inmaterial como acto mecánico, al que Foucault denomina imitación (indígenas buscan imitar a un presidente (supuesto) indígena) o conciencia atípica (ni marxista ni funcionalista), sino es resentimiento socio-cultural, racista y prebendal; llamada por el caudillo “conciencia”.

Concretando, se puede hablar de una conciencia “virtual” (condicionada) activa (pero sin libertad) que niega el NO (democrático) del 21f, conculca la conciencia (libre) de ese 51,3%, devalúa -tozudamente- los altos índices de des-confianza al presidente e insisten en su postulación, incluso, violando la CPE. Los socialistas niegan las 8 horas para admitir 12 horas de trabajo, una generalidad de tibios atemorizados permiten judicializar la justicia, subjetivamente se llama “pueblo” a cualquier grupúsculo afín al gobierno (cocaleros, cooperativistas, transportistas, etc.), se mantiene la costumbre de incrementar el salario de ese 18% de la PEA que genera devaluaciones de facto a favor de ese 80% del comercio formal e informal, se insiste en repetir el error de las elecciones de magistrados similar al año 2011, se rescinde el convenio con el Comisionado de Derechos humanos internacional. Hoy en 2017 Evo Morales ya no tiene el apoyo del 2014, entonces, cuando habla de “conciencia” es para mantenerse tristemente en la espiral del poder. En un régimen catalogado como autoritario y dictatorial, donde escasea la información –excepto la virtual- es para que la población siga en la ignorancia, entonces ¿cuál conciencia?

El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).