La madre es el pilar esencial en la estructura familiar, porque cumple un rol determinante en el crecimiento evolutivo de las personas que conforman un hogar. Lo que no quiere decir que los padres no son una parte importante en la participación familiar también cumplen un rol esencial, pero en otro campo.
La mujer ha desarrollado ciertas representaciones del mundo diferente a las que tiene el hombre, el cerebro de ella ha desarrollado la inteligencia intuitiva generada por la capacidad que tiene de poder determinar, a través de su sistema de representación visual, el lenguaje corporal y determinar qué es lo que ocurre con las personas.
La maternidad hoy en día ha tenido que adaptarse a ciertos cambios, su rol hasta ahora sigue siendo fundamental porque implica la participación, no sólo en casa, sino en el entorno laboral. Ser madre es un trabajo donde se realizan diferentes multitareas estando de guardia los 365 días del año.
No hay ninguna función en la vida más esencial ni más eterna que la maternidad, aun cuando las mujeres viven en circunstancias diferentes en su hogar (casadas, solteras, viudas o divorciadas). No existe una sola manera perfecta de ser una buena madre, cada situación es única; cada madre tiene desafíos distintos, capacidades y habilidades diversas así mismo hijos diferentes.
Algunas mujeres “pueden ser madres de tiempo completo, otras dividen su vida en períodos para el hogar, la familia y el trabajo”; pero “lo realmente importante es que la madre ame profundamente a sus hijos y a su familia.
Ser madre se aprende día a día y es un aprendizaje maravilloso, una experiencia rica en sentimientos, pero a la vez llena de conflictos y lo real es que no hay manera de ser perfecta, pero sí hay un millón de maneras de ser una buena mamá. Vive los logros de sus hijos y sus fracasos, los siente como propios y es que entre madre e hijo existe una comunicación única.
En el desarrollo psicológico del niño, la madre no sólo es una presencia, es una imagen, una referencia, un modelo, un estímulo para incentivar su interés en diversas áreas de la vida. Los hijos aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice, con lo cual es trascendental que vean coherencia e integridad en la conducta general.
Desde los 7 años de vida de un ser humano se forjan los rasgos más básicos y fundamentales el carácter y la personalidad del individuo. Por lo tanto la manera en que una madre se relaciona con sus hijos determina la conducta de estos, ya que la madre influencia a sus hijos en lo emocional, es la primera persona con la que estamos en contacto en este mundo y la primera a la que amamos.
Las madres juegan un rol importante en la manera cómo se establecen las relaciones: en la elección de la pareja, en la manera en que serán padres, en lo emocional y en los logros en la vida. “Nuestras madres pueden ser nuestra primera experiencia de amor, pero dependiendo de su conducta, puede hacernos más necesitados, ansiosos, irascibles o depresivos, cualidades que impactan en el éxito laboral y en las relaciones sociales”.
Ningún niño debería crecer sin sentir el cariño de su familia en especial de la madre, pero muchas veces su amor sobrepasa ese cariño excesivo que es el de “mimar” o darles todo lo que quieran eso es incorrecto. Demostrar cariño es básico en el rol de madre, pero también el fijar límites, el amor de madre es el combustible que le permite a un ser humano hacer lo imposible.
Se debe estimular a los hijos para que sean independientes, trasmitirles amor, respeto, no depender de nadie. “Una madre no es una persona en la que pueda apoyarse, sino una persona que hace que no necesite apoyarse en nadie”.
Para que una familia sea feliz es ideal que estén madre y padre, porque constituyen un equipo con igualdad de derechos y responsabilidades en relación con la funcionalidad y operatividad del hogar.
No olviden trabajar juntos, incorporarse en las diferentes actividades de las casa, dejar que la madre tenga su propio tiempo y demostrar afecto cada día a cada miembro de su familia, como parejas dar mayor valor a lo que la esposa hace, dedicar tiempo con integridad, siempre ver las diferentes herramientas de comunicación.
En este y todos los meses madres valórense y gratifíquense, amándose como son, alegrándose por todo lo que pudieron aprender del rol hasta el momento (con sus aciertos y errores); porque de eso se trata: de amar el aprendizaje permanente que implica educar a los hijos, aceptando el proceso con responsabilidad y amor, por sobre todas las cosas.
Ser madre y padre a la vez:
√ La maternidad sin el padre es una tarea compleja para la progenitora e implica una carencia significativa en el desarrollo psicológico del hijo.
√ A pesar de que muchas mujeres cumplen está misión la figura paterna es irremplazable.
√ Se puede ser papá y mamá a la vez, pero no se pueden reemplazar los roles.
√ Integrar lo femenino y lo masculino dentro de sí misma será la manera como ejecuta ambos roles, pero no se reemplaza a la persona ausente.
√ Se recomienda decir siempre la verdad y evitar dar una visión negativa del padre ausente y no transmitir al hijo las frustraciones ni el rencor.
√ El niño a lo largo de su vida irá asimilando la imagen real de su padre.
Madre feliz, niño feliz:
√ Los daños que el niño pueda sufrir ante esta realidad depende de cómo haya vivido la madre la resolución de su propio conflicto.
√ La madre que dio vuelta la página y sanó sus propias heridas sin transmitir rencores a su hijo permitirá un desarrollo más positivo.
√ Por el contrario si la madre no ha perdona a esa parte de la historia será una influencia negativamente en su hijo, siendo difícil ejercer este rol.
√ Las mujeres que viven la maternidad sin el padre son clave en el desarrollo psicológico de su hijo.
√ La felicidad de las madres será la dicha de sus hijos así que se debe trabajar para conseguirlos.
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