“No hay mejor financista que la madre de familia”

Nunca mejor oportunidad que el “Día de la Madre”, en el país, para referirnos a la gran labor sin parangón que realizan ellas en beneficio de la familia boliviana y la Patria misma. Son mujeres caracterizadas por su sacrificio y heroísmo en pro del hogar y de los hijos, cuya labor jamás es reconocida como se debiera. De ahí que el título de esta nota, que lo extraje de un artículo publicado en la revista “Buena Voluntad Mujer” -tras la participación de la Legión de la Buena Voluntad, dirigida por el periodista, escritor y líder espiritual de la LBV, José de Paiva Netto, en la 61 sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, realizada en la sede de la ONU en Nueva York, USA, del 13 al 24 de marzo de este año- lo dice todo, como un justo homenaje.

Paiva Netto dijo ante la Organización de las Naciones Unidas: “en la LBV hemos logrado promover el empoderamiento económico de la mujer en el mundo del trabajo, incluso enfrentando muchos obstáculos sociales existentes para alcanzar esa meta. Por lo tanto nuestra propuesta, basada en una larga experiencia, se presenta reunida en cuatro temas principales: la protección social, la cualificación, la educación básica y los medios de comunicación. Partimos de la premisa de que es imprescindible, ante el acelerado ritmo de los cambios en curso en el planeta, implementar medios para fortalecer la participación femenina en la elaboración y en la ejecución de la agenda de desarrollo sostenible de los países.

No hay mejor financista que la madre de familia, el ama de casa, que tiene que cuidar de su muchas veces minúsculo presupuesto, realizando verdaderos milagros, de los que todos somos testigos, desde el más influyente Ministro de Finanzas al ciudadano más simple. Sobre todo en el campo de la economía, que no puede ser sorprendida en el grave crimen de olvidar el espíritu de solidaridad, la acción de la mujer es fundamental. Entre las tecnologías sociales que emprendemos con base en esa visión se encuentran aquellas que ofrecen soporte social a las familias.

De modo general, recae solamente sobre las mujeres la responsabilidad de cuidar a los hijos y familiares discapacitados, ya sea por enfermedad, por discapacidades severas o por edad avanzada. Cuando no es posible conciliar las actividades profesionales con las domésticas, se ven obligadas a dejar de trabajar fuera de la casa o a tomar empleos informales, lo que disminuye la renta familiar y las hace todavía más vulnerables”.

Al compartir esos criterios, debemos añadir simplemente que ya en oportunidades anteriores señalamos que a la Madre tienen que ser dedicados los 365 días del año, y no uno solo, y ello obliga a todos a valorar en alto grado esos desprendimientos de generosidad, sacrificio y nobleza. Si se tuviera que dar un sueldo a las mamás, con seguridad que el esmirriado salario mínimo resultaría insignificante y ridículo, y quizás algo justo vendría a ser uno de asambleísta nacional, porque al fin y al cabo nadie más hace las múltiples labores como ellas, es decir asear la casa, lavar, planchar, hacer de enfermera, profesora, psicóloga de los hijos y hasta de los jefes de familia, cuidar a los niños, ser la última en dormir y la primera en dejar la cama, estirar como chicle el sueldo paupérrimo del esposo, laborar fuera de casa en horas “libres”, y una larga lista de quehaceres.

¡Salud y honor, siempre, a las madres bolivianas!