• Los tejidos forman parte de la memoria social de la comunidad, se plasman en ellos los momentos específicos de la historia local
Los tejidos originarios –los pocos que quedan provenientes de comunidades rurales– son depredados al ser vendidos en la zona turística El Rosario de La Paz y la tecnología empleada en su elaboración se extingue en los Andes porque no existe el fomento para su producción, mientras que la mayoría de la tiendas ofrece tejidos acrílicos hechos con materia prima sintética.
La directora del Museo de Etnografía y Folklore (Musef), la tejedora e investigadora Elvira Espejo afirmó que “se está terminando de depredar las últimas versiones que quedan de los textiles típicos que ya no se producen y que ahora se encuentran hechos –por ejemplo– con materia prima china provenientes de fábricas peruanas, chilenas y de algunas bolivianas”.
Si no conoces la estructura y la técnica –que para Espejo es la ciencia y tecnología– no puedes descifrar la iconografía, ya que es por el desarrollo de ambas que se hace el patrón o esquema de una representación que tiene un significado, frente al engaño tremendamente grande de la interpretación de belleza superficial como una “pintura bonita” o un “decorado vano”.
La muestra “Rebelión de los Objetos, Enfoque Textil” del Musef que incluye piezas de periodos arqueológicos, históricos y etnográficos también incide que el proceso operativo del textil, no solamente se refiere a la secuencia lógica de etapas que son propias del arte del tejido y que se replican universalmente en todas las culturas.
Los tejidos también forman parte de la memoria social de la comunidad, se plasman en ellos los momentos específicos de la historia local, se describen gráficamente los cambios políticos y sociales, y se construyen las fuentes de catalogación de estos procesos dinámicos.
Espejo considera que tienen una fundamental importancia las técnicas y estructuras de los entretejidos, ya que te dan el otro significado. Se refirió, por ejemplo, a los llamados “qutus”, especies de bolsas arqueológicas que parecen ser simples, pero que tienen una composición matemática que indica si es par o impar, y si servían para llevar semillas u otros elementos.
En una de sus obras “El Textil Tridimensional”, la experta tejedora originaria de Oruro con la investigadora Denise Arnold, examinan el textil en los Andes como un objeto material, con el intento de rescatar el abordaje previo en los estudios etnográficos (pero olvidado en las últimas décadas) sobre la cultura material.
En una marcada diferencia con trabajos precursores en este campo, ambas autoras, exploran el textil no solamente como un objeto, sino también como un sujeto, tomando muy en serio su condición como un ser viviente que entra en una relación íntima con los tejedores que lo han elaborado con sus propias manos.
TÉCNICA EXTINTA
Acerca de la técnica empleada en la elaboración de los entrelazados en Los Andes, la experta tejedora explicó que la “tecnología y ciencia” ya ha desaparecido y que se ha simplificado y abstraído. “La sociedad siempre está detrás de un trabajo muy simplificado y de la comercialización y eso es lo que ocupa las calles, existieron muchos textiles antiguos, pero hoy en día son puro acrílicos”, añadió.
Dijo que es posible que sólo la nación Qhara Qhara Charcas –región que comprendía varios ayllus de Oruro, Chuquisaca, Potosí y Cochabamba– puede mantener sus textiles, pero en poca cantidad por tratarse aún de una cultura fuerte y viva. “Todo lo demás ya está depredado”, aseveró la Directora del Musef.
Lamentó que se produzca una gran pérdida –tanto de la tecnología como de los tejidos originarios– y sostuvo que es triste que no haya el fomento necesario como por ejemplo en la educación escolar. “Estuve en la India y es un gran ejemplo que la producción de los textiles forme parte en sus escuelas, también existen estudios superiores con un patrón del textil, además de un Ministerio del Textil con varias plataformas de distribución y moda”, acotó.
EN BUSCA DE TELARES
Uno de los comerciantes de la zona El Rosario, el originario de la cultura Yampara –que se expandió entre los siglos X y XI en el territorio actual de Chuquisaca y que sobrevive en el municipio de Tarabuco– Julián Condori, informó que los tejidos originarios escasean y que es notoria su disminución. Recordó que entre las décadas de los 70 y 80 se podían comercializar en La Paz telares con únicos diseños iconográficos y colores naturales.
“Hallábamos en las diferentes comunidades telares antiguos, incluso de la colonia o más antiguos, pero ya disminuyeron”, aseveró Condori que también es un tejedor por la tradición que tiene su cultura, pero reconoció que actualmente se pueden usar hilos sintéticos.
Mostró los coloridos aguayos que vende e identificó que algunos de ellos son originarios de Calcha en Potosí, Tapacarí de Cochabamba y Tarabuco pero insistió sobre la disminución de los telares originarios en las comunidades rurales. (CienciaBolivia)
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