Seguros aéreos

En días pasados se conoció que el vuelo, que se accidentó, realizado el 28 de noviembre de 2016, desde Santa Cruz-Bolivia hacia Medellín-Colombia por la empresa Lamia no contaba con los seguros de vida para sus pasajeros. La aseguradora señaló que Lamia se encontraba con cuotas retrasadas y en consecuencia no contaba con el seguro de vida para sus pasajeros.

Se debe pedir mejor coordinación entre aseguradoras, Estado y líneas aéreas.

En Internet debería haber un sitio web de “seguros” mediante el cual uno introduce su nombre o la de una empresa (en este caso Lamia) y ver si, por ejemplo, su empleo le aseguró o no (en los empleos con riesgo) y el seguro de cuánto es y si la empresa está con sus cuotas al día.

En los boletos de avión debería estar el nombre de la aseguradora y el monto del seguro. Antes de que despegue el avión, las instituciones de cada aeropuerto (Dirección General de Aeronáutica Civil-DGAC y otras, deberían revisar, vía Internet, si la empresa aérea tiene sus cuotas de seguros al día.

En el caso del “accidente” de Lamia se ha visto que el principal culpable es el piloto que hizo un cálculo pésimo del combustible a utilizarse. Pero existe una responsabilidad secundaria del que dejó despejar ese avión.

Se dice que la “técnica aeronáutica” de Viru Viru debería haber detenido ese avión, pero hasta el momento no se ha mostrado ante la prensa el “manual de funciones” donde se señale que la técnica aeronáutica debería haber detenido ese avión. Tampoco se ha mostrado ante la prensa el “manual operativo”, donde se indique ¿cómo esa técnica aeronáutica debería haber detenido ese avión?, ¿tal vez utilizando al “Fiscal” de narcóticos de Viru Viru, usando a la Policía Nacional, Policía Militar, etc.?

Por otra parte, también en Viru Viru se hubiese necesitado una Oficina de Defensa del Consumidor (ODECO), donde una vez verificado que el avión estaba partiendo con combustible insuficiente y sin seguros de vida para los pasajeros, pues avisar a los pasajeros (consumidores) para que bajen del avión y no pongan en riesgo sus vidas.

Según un especialista, si Lamia no contaba con los seguros de vida para sus pasajeros, quien ahora debe pagar los 165 mil dólares americanos a cada familia de los 71 pasajeros (11 millones de dólares americanos en total) debe ser el país que irresponsablemente dejó despegar ese avión, en este caso Bolivia.

Y por lógica, si fue un error de la técnica aeronáutica, el Estado de Bolivia debería pagar las indemnizaciones u otros, a las familias de los fallecidos y a los heridos. Si la empleada (técnica aeronáutica) cometió un error, el empleador debe pagar los daños ocasionados por su empleada, así debería ser en todos los rubros. Así, por ejemplo, el autor del presente artículo mencionaba en un anterior ensayo un “error” cometido por un “notario de fe pública” de Bolivia (a cargo del ¡Ministerio de Justicia!, Dirnoplu), entonces el Estado de Bolivia también debe, pues, pagar los daños ocasionados por su empleado.

Asimismo deberían haber protocolos internacionales para el cobro de las indemnizaciones, porque no nos podemos imaginar cómo los familiares de esa pequeña ciudad del equipo Chapecoense, puedan venir hasta Santa Cruz-Bolivia a realizar los trámites del pago de los seguros, como sarcásticamente (sin tener las pólizas de seguro) lo planteaba Lamia (exigía la devolución de sus oficinas para este efecto). Tal vez utilizar la embajada de Bolivia en el Brasil para estas labores, para algo tienen que servir las embajadas.

Por otro lado, en sus “investigaciones preliminares”, Colombia lanzó el grito al cielo (en la TV), inculpando a Bolivia por dejar despegar ese avión con combustible insuficiente, pero sus informes no mencionaron que ese mismo avión (CP 2933) despegó de Medellín-Colombia en 3 oportunidades con combustible insuficiente e igualmente del Brasil rumbo a Buenos Aires, transportando a la selección de la Argentina, ¿qué conclusión podemos sacar?, de que las normativas de aviación, a nivel internacional están muy mal.

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