Naciones Unidas.- La ONU denunció ayer el bloqueo al suministro de ayuda humanitaria en Siria y el uso del hambre como “táctica de guerra” por los bandos del conflicto, mientras continúan los ataques generalizados contra hospitales y civiles.
“No podemos quedarnos en silencio mientras las partes de este conflicto continúan utilizando el hambre como método de guerra e impiden la entrega de agua, comida y material sanitario”, alertó el jefe humanitario de la ONU, Stephen O’Brien, ante el Consejo de Seguridad.
O’Brien recordó que, a pesar de que en algunas partes del país la violencia se ha apaciguado, el conflicto sigue causando consecuencias “devastadoras” en la población civil, que “carece de los recursos más básicos” para sobrevivir y se ve “obligada a elegir entre morir, pasar hambre o huir hacia lo incierto”.
“Es necesario alcanzar un acuerdo que facilite la asistencia humanitaria sin las interferencias constantes, las restricciones burocráticas, la retirada de material médico y los bloqueos en el acceso (a las zonas sitiadas)”, afirmó.
DESPLAZADOS INTERNOS
Asimismo, advirtió de que los asentamientos para desplazados internos en las provincias de Idlib y Alepo ya han superado su capacidad, mientras los convoyes de ayuda humanitaria se enfrentan a grandes obstáculos para llegar a los más necesitados.
“Más de 100.000 paquetes de material médico han sido retirados de nuestros convoyes desde principios de este año, y los ataques contra hospitales y centros médicos son cada vez más frecuentes”, aseguró.
ATENTADOS
El jefe humanitario de la ONU expresó además su preocupación por los ataques aéreos contra civiles perpetrados en las últimas semanas en ciudades como Al Raqa, el mayor bastión del Estado Islámico (EI) en Siria, de los que han sido víctimas más de 100.000 personas, muchos de ellos mujeres y niños.
“Decenas de miles de niños han sido asesinados, y muchos de los que han podido sobrevivir han sido torturados, víctimas de violencia sexual o reclutados forzosamente por terroristas”, aseveró O’Brien.
POBREZA
La ONU estima que alrededor de 7 millones de niños en Siria viven en la pobreza, mientras que 1,7 millones no pueden ir al colegio, ya que miles de escuelas han quedado destruidas o inaccesibles como consecuencia de la guerra.
“¿Qué clase de futuro tiene un país cuya próxima generación es una generación perdida? Lo que está en juego no es la situación política, sino las vidas y el futuro de estos niños”, reflexionó O›Brien. (EFE)
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