La educación vial de los niños

Conforme pasa el tiempo, ahora y siempre, en todas las generaciones la conformación del núcleo familiar y la formación de los niños estuvo y está fuertemente ligada a la presencia y el acompañamiento de los padres en las actividades de los hijos.

Estudios realizados por expertos coinciden en que los padres juegan un papel crucial en la hora de construir hábitos y comportamientos seguros en los niños y adolescentes en materia de seguridad vial. Los padres son los primeros modelos para sus hijos, dirigen su comportamiento e influyen sobre ellos con su manera de actuar como pasajeros, conductores, ciclistas o peatones.

La familia es el primer medio educador y socializador para una persona. El niño inicia su desarrollo aprendiendo de sus padres y hermanos, respirando el peculiar ambiente de su seno familiar.

La familia con su peculiar ambiente es el primer medio pedagógico y socializador para un niño, el cual está en proceso de desarrollo y aprendizaje.

Los niños aprenden en familia a comer, vestirse, jugar, desenvolverse en casa, relacionarse con otras personas, en síntesis, a comportarse y desenvolverse en cualquier situación, incluidos los desplazamientos y juegos en la vía pública, donde los peligros se incrementan por la circulación y el tráfico vehicular.

Esencial en nuestra vida resulta la seguridad vial, porque no somos capaces de vivir sin el tráfico, necesitamos desplazarnos en vehículos y además estamos dispuestos a pagar precios en algunos casos considerables para poder utilizar los medios de transporte.

En la actualidad, la educación vial debe ser entendida como un aprendizaje curricular, objetivo y formal que se la debe dar en el entorno escolar en mayor o menor medida, de modo transversal o específico, continuo o esporádico, como lo es en otros países. Al margen de ello también debemos entenderla como parte de la educación cívico ciudadana, entonces debe ser impartida desde el seno familiar, siendo más informal pero quizás más emocional, tomando en cuenta que las huellas que deja en los comportamientos futuros del niño son muy significativas y duraderas.

Entonces, muchos padres se preguntarán: ¿A partir de qué edad puedo enseñar a mis hijos educación vial? La respuesta es a partir de los 3 años, sí los niños deben aprender las normas de tránsito y desde esa edad promover la cultura vial en forma permanente. Una prueba experimental que forma parte de los proyectos educativos presentados por la Policía Boliviana al Ministerio de Educación, para incluir la temática de educación vial en el sistema educativo boliviano, reveló esa posibilidad, cuando niñas y niños de 3 años asimilaron normas de circulación básicas e identificaron señales de tránsito a través de una enseñanza vivencial.

La siguiente pregunta es: ¿Qué objetivos y capacidades puedo trabajar en familia respecto a la educación vial? Al respecto la misma prueba demostró que es posible trabajar los siguientes aspectos:

1. Conocer el entorno físico más cercano (el barrio, la zona, la ciudad) en relación con el tráfico.

2. Hábitos de comportamiento correcto en la vía (peatones por la acera y vehículos por la calzada).

3. Enseñar las normas básicas de comportamiento peatonal (cruces de calles adecuados y con prudencia de la mano de los padres).

4. Valorar los peligros del primer vehículo que tienen o tendrán a disposición: la bicicleta.

5. Conocer y manejar con seguridad la bicicleta, el triciclo y los patines.

6. Identificar y distinguir las señales de tránsito en relación con otros avisos publicitarios.

7. Promover comportamientos seguros como pasajeros (los niños viajan atrás y no se debe jugar en el interior del vehículo).

Sobre la base de estos acápites, los padres deben reflexionar y tener en cuenta los siguientes aspectos en seguridad vial:

1. Los adultos somos los primeros referentes de los hijos, nos imitan, somos sus primeros modelos, imagínese a usted cruzando por media calle y con el semáforo en verde, llevando a su hijo del brazo.

2. Tenga en cuenta que los niños tienen carencias respecto a los adultos en cuanto a los desplazamientos y la seguridad vial, usted debe proporcionarles seguridad.

Con estos elementos a la mano, diremos que la educación vial no es compleja, precisamente por la naturalidad y cotidianeidad que representa el transitar por las calles y avenidas de nuestra hermosa ciudad.

Por tanto, estimados lectores, el rol que desempeñan como padres en la educación de sus hijos sobre seguridad vial, resulta de vital importancia en la formación de las futuras generaciones.

“Es más fácil construir a un hijo fuerte que reparar a un hombre roto”.- Frederick Douglas.

El autor es docente UNIPOL.

borismen55@gmail.com