España (ABC).- Juan Goytisolo falleció por causas naturales en su casa de la ciudad marroquí, donde llevaba viviendo desde hace muchos años. Los restos mortales del escritor, premio Cervantes en 2014, serán enterrados hoy en el cementerio civil de Larache.
Otra particularidad: ni bandera ni himno nacional. Oposición radical y tajante a todo lo que institucionalice, momifique: enmascare…» Lo escribió Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) en «Juan sin Tierra» (1975), una novela cuyo título -como «Señas de identidad» o «Reivindicación del conde don Julián»- constituye toda una declaración de intenciones. Sus inspiradores: Blanco White, Américo Castro, Turmeda, Genet… «Murió el domingo, por causas naturales, en su casa en Marrakech», confirmaron a Efe fuentes del Consulado español en Casablanca. Será enterrado el lunes en el cementerio civil de Larache. El pasado mes de marzo sufrió un ictus, que se añadió a una fractura de fémur en 2016.
Recordamos al escritor en su ciudad natal rindiendo tributo al autor de «Diario del ladrón» en «Genet en el Raval». Ambos compartían iniciales, condición homosexual y voluntad subversiva. Con diferencias. Goytisolo nació en una familia burguesa en 1931 mientras, por aquella época, Genet se pateaba el Barrio Chino barcelonés, tras pasar por un reformatorio y el ejército colonial. Conocer y tratar a Genet supuso para aquel joven de familia bien afrontar su homosexualidad y superar el narcisismo literario: «Me enseñó a desprenderme poco a poco de mi vanidad primeriza, del oportunismo político, del deseo de figurar en la vida literario-social, para centrarme en algo más hondo y difícil: la conquista de una expresión literaria propia».
Nacido un 5 de enero en una torre de la Bonanova barcelonesa, Goytisolo pertenecía a una familia con raíces vascas que hizo fortuna en Cuba. Su infancia y la de sus dos hermanos José Agustín y Luis estará marcada por la Guerra Civil. El 17 de marzo de 1938, su madre, Julia Gay, es una de las numerosas víctimas del bombardeo de los Savoia italianos sobre Barcelona. Así lo recuerda, con su característico «tú» cernudiano en «Coto vedado»: «Lo que te fue arrebatado entonces iba a pesar con fuerza en tu destino, pero las consecuencias de tu orfandad no se manifestarían sino más tarde: extrañamiento de la figura paterna, tibieza religiosa, indiferencia patriótica, rechazo instintivo de cualquier forma de autoridad…»