Un aspecto geopolítico-geográfico ha sido cuidado siempre por todos los países: mantener debidamente resguardadas sus fronteras, unas veces para evitar incursión de negociantes o personas que buscan realizar negocios con los nativos o, en muchos casos, arrebatarles lo que poseen; otras veces, ante posibles amenazas de países vecinos que buscarían ampliar los límites de su territorio. En general, todos los países y en todos los continentes buscan el resguardo de sus hitos fronterizos mediante la construcción de obras de infraestructura y poblamiento de regiones que contribuyan al desarrollo y preservación de derechos.
Hay que reconocer que muchas de nuestras pérdidas territoriales se han debido al descuido de nuestras autoridades que no han sabido cuidar de las extensas fronteras que se tiene con cinco naciones vecinas y ello dio lugar a asentamientos que, con el tiempo, se dice que “dieron derechos a quienes ocuparon por algún tiempo parte del territorio” y fue motivo para invasiones y conquista de nuestros territorios a favor de otros países; los casos son múltiples y lo ocurrido con el Brasil es más que claro y patético para la pérdida de mucho territorio.
Siempre, desde la fundación de la República el año 1825, se ha mantenido a fuerzas armadas cuya fundamental labor y misión era -y debe ser- el cuidado de fronteras; pero, por comodidad, desidia, carencia de medios o simple irresponsabilidad, se ha descuidado lo que más debieron cuidar las fuerzas militares y hubo el contento con tener poquísimos soldados en algunos puestos fronterizos que, para invasores y ambiciosos, absolutamente nada significaron.
Hubo intentos en sentido de instalar núcleos poblacionales en diversos lugares fronterizos y hasta se planificó cómo, con qué y cuándo se lo haría y el primer experimento estuvo en la región sur del país con una población o núcleo poblacional a cincuenta kilómetros de la frontera, una obra que se veía con mucho optimismo y se tenía la seguridad de que sería ejemplo para realizar proyectos semejantes en muchos sitios fronterizos; pero ante las primeras dificultades fueron las fuerzas armadas las que abandonaron todo el proyecto y nunca más se habló de realizar obras semejantes que hubiesen sido muy benéficas para el país, puesto que ello significaba resguardo efectivo de fronteras por el hecho de tener instalados cuarteles, policía y obras en beneficio de una población ya asentada y dispuesta a realizar múltiples actividades de sobrevivencia y desarrollo.
Hace poco, un ministro anunció “la construcción de infraestructura en la región de los manantiales del Silala”, pero todo quedó en el simple anuncio y nunca se hizo algo. El caso de cuidado de nuestras fronteras ha sido siempre motivo de anuncios demagógicos por cuestiones político-partidistas; no hubo un propósito de encarar el problema, en forma decidida, pero tendrá que llegar el momento en que se piense y obre responsablemente para atender el caso de preservación y desarrollo de nuestras fronteras.
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