Presa fácil

Menores abandonadas son captadas por proxenetas


Si bien en algunos casos son las adolescentes o menores de edad quienes deciden salir de casa y elegir vivir en condición de calle, porque no encuentran un grado de afectividad y atención al interior de sus hogares, muchas de ellas son “presas fáciles” de los proxenetas.

De acuerdo a la investigación efectuada en el libro “Violencia sexual infantil y trata de menores con fines de explotación sexual comercial en La Paz y El Alto”, realizada por la psicóloga Claudia Altamirano Sarzuri, da cuenta que en muchos de los casos, las menores en condición de calle, no solo abandonan sus hogares, sino que también son abandonadas por sus progenitores, quienes no las buscan, no las reclaman o conociendo que están en condición de calle, no hacen ningún esfuerzo por recuperarlas.

“Su misma situación de estar en condición de calle, se convierte en un riesgo, para ser sometidas al abuso sexual comercial, porque como medio de sobrevivencia asumen esa actividad, en mucho de los casos como única alternativa, luego de vender todo lo que ellas tenían”, explicó.

CEJA DE EL ALTO

Para el desarrollo de la investigación, Altamirano identificó que en la Ceja de El Alto, la avenida Cívica, la plaza del Lustra Botas, entre otras avenidas, ubicadas en la parte más comercial, existen diferentes grupos organizados de adolescentes dedicadas a la actividad de la prostitución, quienes buscan captar a otras menores, que estén en condición de calle.

Estos datos recopilados surgen de los 102 casos analizados y sobre todo de los relatos dados a conocer, por parte de las adolescentes en condición de calle y que son víctimas de abuso sexual comercial.

“La mayoría de ellas da cuenta que el factor de riesgo que las empuja a elegir vivir en condición de calle, como víctimas del abuso sexual comercial, es la familia, porque dentro de ese núcleo no encontraron ningún afecto, apoyo ni de pertenencia. Por lo tanto se trata de familias disfuncionales, donde solo encuentran desamor”, detalló.

Por tanto al no encontrar ningún vínculo afectivo las menores u adolescentes, eligen huir de casa, vivir en condición de calle, junto a otros pares (amigos - amigas), que se encuentran en la misma condición de rechazo afectivo.

Siendo que para las menores entre 12 a 19 años, a las que se dirigió el estudio, la pertenencia a grupo social les permite obtener afectividad, comida, compañerismo, “ellas ven como preferible vivir en la calle, porque encuentran una relación de pertenencia con su grupo, donde encuentran afectividad (cariño)”.

VIOLENCIA

El análisis psicológico realizado a 102 casos de adolescentes en condición de calle, da cuenta que ellas antes de salir de casa, describen haber vivido diferentes tipos de violencia al interior de sus hogares, aspecto que impulsó a abandonar o ser abandonadas por su primer núcleo.

En cuanto a los grados de violencia emocional o psicológica, física y sexual, sobre todo por el entorno de las menores o adolescentes, o también la violencia por negligencia, poco considerada en nuestra sociedad, “en el 70% de las familias, los padres de familia, son quienes olvidan sus roles como padres y por ejemplo eligen consumir bebidas alcohólicas, en vez de alimentar a sus hijos, en esos casos los menores asumen el rol del padre, de trabajar y proveer a la familia, en muchos de los casos, los menores se cansan de asumir ese rol y abandonan el hogar”, indicó.

De los 102 casos, las adolescentes que huyeron de sus casas, el 30% se debe a que las madres al ser las únicas jefas de hogar y proveedoras, cambian de rol, para hacer de padre y madre, aspecto que las convierte en absorbentes, intolerantes, opresivas, de quienes huyen las hijas, siendo el resultado de familias desintegradas y disfuncionales.

 
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