La violencia contra la mujer es un flagelo mundial y en Bolivia está tornándose dramática, como lo demuestran las permanentes denuncias y noticias que hacen ver un alarmante crecimiento en los últimos años. La violencia familiar, en especial contra la mujer, es un hecho cotidiano en nuestro país, muy poco atendido, por la insensibilidad ante sus consecuencias, por parte de la sociedad. Pero estos hechos de violencia deberían ser analizados para ponerles atajo. ¿Es necesaria una escalada de violencia o actos de brutalidad para salir de nuestra indiferencia?
La violencia familiar o doméstica contra la mujer va en desmedro de la sociedad, pues hay comportamiento secuencial, transmitido de abuelos a padres y de padres a hijos o viceversa.
Quienes han vivido en familias violentas es seguro que también tienen comportamientos violentos y es esto lo que hay que combatir. Formas de violencia familiar son violaciones a menores de edad, de padres a sus propias hijas, a hijastras, incluso con asesinatos, lo más común es el daño físico, sexual y psicológico.
La violencia familiar ha sido poco tratada debido a que resulta difícil vencer la resistencia proveniente de creencias sociales y culturales. Es un problema muy complejo por las variables socio-económicas y culturales. La experiencia demuestra que quienes vienen de familias donde se practica violencia familiar, llevan consigo durante gran parte de sus vidas las secuelas de estos actos. En nuestro medio las causas de la violencia familiar son diversas, van desde la violencia de orden económico, cultural, educacional, social y político.
Ante el alarmante aumento de la violencia contra la mujer considero que la forma más eficiente para disminuirla es la aplicación rigurosa de las disposiciones legales y endurecerlas. La agresión a la mujer no puede quedar en la impunidad, no se la debe dejar vulnerable, en desventaja para ser objeto de todo tipo de ataques contra su integridad. Una agresión a la mujer no es algo que se pueda conciliar, bajo ninguna circunstancia. En los casos de violencia doméstica, las denuncias no se las debe desestimar y los agresores tienen que recibir elevadas multas y duras sanciones o la cárcel si se les comprueba acciones violentas contra su pareja o cónyuge.
Por tales consideraciones, preguntamos: ¿Cuáles son las causas de origen social y psicológico que inducen a la violencia familiar contra la mujer en Bolivia? ¿Cómo enfocan las legislaciones de Bolivia y países vecinos la violencia contra la mujer? ¿Cómo se podría mejorar la normatividad vigente sobre la violencia familiar contra la mujer en Bolivia?
Dentro de la violencia familiar está la violencia hacia la esposa, las hijas o hijastras menores de edad, la misma que es especial y llamativa, por ser cada vez más frecuente en nuestro país. Esto preocupa a psicólogos y sociólogos, no pudiendo hacer mucho pese a que ya se tiene en vigencia la ley sobre la violencia contra la mujer, violencia familiar o doméstica. Se observa el aumento de las denuncias en diferentes departamentos del país.
Pero en algunos lugares, pese al conocimiento de disposiciones legales, no se las aplica con rigor, de acuerdo con el tipo de violencia y gravedad de la infracción cometida. Se ha manifestado reiteradamente que la ley es más conciliadora entre los cónyuges, pues no se sanciona como debería ser y tampoco hay un tratamiento adecuado. Es decir que no pone freno a esa violencia familiar y mucho menos se la trata con el remedio necesario (tratamiento psicológico clínico), y el agresor sigue cometiendo la misma violencia familiar y hasta con mayor frecuencia, debido a que no hay aplicación rigurosa de las leyes.
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