Creadores de luz
Se acercan los días en los cuales la fe católica, ponderada en una época en que la fe, dicen, tambaleaba al impulso de banalidades y opiniones materialistas, estará entregada al Señor del Gran poder, días en los cuales el fervor religioso tiene que verse elevado en el júbilo espiritual de los católicos. Transcurridos más de dos mil años del misterioso nacimiento de un Niño, en Belén, se abrieron caminos a la esperanza y reivindicación de la humanidad tras la muerte del Redentor, en la cruz.
Si la creencia religiosa y más aún, la fe puesta en determinada imagen santa lleva a los creyentes católicos a demostrar su devoción, ésta no tendría que ser al compás de morenadas y otros sones festivos, porque el creyente en Dios, en la Virgen o los santos, lo que tendría que hacer es ingresar a un retiro espiritual; sacrificar algo de sus gustos personales, encomendar mediante oraciones el bienestar de la familia y, en fin, todo aquello que es constructivo en un espíritu creyente, sin necesidad de enclaustramiento, pero sí, de verdadera muestra de religiosidad.
Publicaciones en medios de difusión afirman que la festividad del Señor del Gran Poder “mueve cerca de 100 millones de dólares”. Cantidad que va destinada a las fiestas previas a la “Entrada” que incluyen: lucimiento de trajes, orfebrería, embellecimiento de rostros femeninos, pero ante todo, cerveza, mucha cerveza para los devotos…
La devoción al Ser Supremo, no tendría que tener esas características, sino la privación de gustos personales y la entrega a esfuerzos físicos para lograr un cometido. Prototipos encontramos en algunos devotos, por ejemplo, los peregrinos que recorren por caminos, sendas y elevaciones hasta llegar al templo de la Virgen de Copacabana. Otros se entregan al ayuno, que no es sólo privarse de alimentos, sino dejar de lado todo aquello que va contra los principios del catolicismo. La literatura de maestros de la Iglesia conduce al lector hacia parajes llenos de ensueño, donde la pureza del alma se refleja en los actos cotidianos y la mente se enriquece de conocimientos que hacen más llevadero ese ayuno.
Los aficionados a la música sacra son los que pueden dialogar con la grandeza del Ser Supremo a través de las creaciones monumentales de Bach. Pasiones y oratorios que encierran en su delicadeza y trascendencia sonora, la mayor manera de llegar hacia la imagen de su devoción, pues se experimenta momentos de acercamiento a todo aquello que no conocemos, pero que creemos con fe indeclinable. También existen otras fuentes orientadoras, como la arquitectura, otra de las grandes muestras de fe hacia lo supremo. Catedrales elevadas con la mayor belleza de la creación artística, están destinadas a ensalzar mucho más la existencia de Dios.
Por todo lo dicho, concluyo en que si existe una cantidad millonaria para los bailes y sus apetitos personales, esa cantidad de dinero tendría la bendición de Dios si se destinara a levantar un santuario al Señor del Gran Poder, o a la construcción de hospitales para pobres. Dios les daría acceso directo al Paraíso prometido. Lamentablemente ese dinero está destinado más al jolgorio que a la devoción.
Ya tendremos oportunidad de referirnos a los acontecimientos de la festividad del Señor del Gran Poder. Asumamos esperanzas en ver que el acontecimiento religioso supo cumplir su promesa sin tener que lamentar hechos censurables.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |