El submarino nuclear estadounidense USS Cheyenne atracó ayer en el puerto surcoreano de Busan, en otra muestra de poderío militar estadounidense en un momento de alta tensión en la península de Corea.
Antes de esta parada técnica, dicho sumergible de ataque, de 110,3 metros y capaz de ejecutar combates antisubmarinos y antisuperficie, participó en simulacros con la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón, aunque una fuente militar estadounidense, citada por la agencia surcoreana Yonhap, ha comentado que no está programado que intervenga en nuevos ejercicios militares.