La noticia de perfil
Con mi habitual despiste le dije a mi pareja que me acompañe en los rituales previos de la fiesta que conmueve no sólo al barrio de Chijini, sino a toda la urbe paceña: hay insistentes rumores de que el verdadero “gran poder” tiene su escenario más cabal y apropiado en la plaza Murillo, donde funciona el Palacio Real, sede de quien verdaderamente ejerce el “gran poder” desde hace algo más de once años, durante los cuales sus devotos afirman que realizó el milagro de dar la vuelta a este país, como si fuera un calcetín.
Con este preámbulo pregunté a mi discípula periodística si había sido testigo de la actuación de esta nueva imagen milagrosa que arrastra nuevos devotos conforme van pasando los días y nos acercamos más a la elección de nuevas autoridades judiciales.
Aunque un poco chispeada por haber aceptado unos coctelitos en la secretaría de nuestro grupo folklórico “Los negritos simpáticos de Poto Poto”, la cochabambina nacida en Quillacollo me dijo que no es irrespetuoso ni exagerado admitir que existe otro gran poder, pues éste es visible, lanza mensajes por “el twitter” y se traslada prodigiosamente desde La Paz hasta Nueva York, donde convence a los integrantes de la Organización de Naciones Unidas sobre que el agua es vital para los pueblos y naciones de todo el orbe, cautivando a los delegados que por vez primera le vieron sentado y a la cabeza del Consejo de Seguridad de ese organismo que ya se había rendido a los encantos del astro italiano-chucuta llamado Sacha Llorenti.
Estos hechos que comentamos con mi discípula periodística, nos confirmaron que si existe otro Jesús del Gran Poder, éste se venera en el Palacio Real de la plaza Murillo; pregunté a la cholita cochabambina si este palpable milagro era compartido con otros discípulos privilegiados de esta nueva advocación dotada del don de las lenguas, pues sin hablar aymara, ni inglés ni quechua este personaje se hace entender y consigue seguidores para sus fines y bien dispuestos a amarrarle los cordones de sus zapatos, o lustrarle sus cachos de futbol, porque este nuevo ser dotado de poderes prodigiosos ha conseguido convencer a sus discípulos que gobernará quinientos años… más que el verdadero Jesús del Gran Poder, cuyo dominio no pasa de los límites de la ciudad de La Paz y pretende igualar la fama internacional del Carnaval Orureño.
Por todas estas consideraciones, resolvimos trasladarnos al Palacio, donde fuimos recibidos por alguien que se cree el sucesor del nuevo patrono de la festividad, quien nos saludó cual si fuera una versión más chica del Jesús del Gran Poder, pues nos ofreció milagros para convencernos de su potestad, aunque nos dimos cuenta que el verdadero poseedor del poder es otro.
Nos despedimos felices por haber descubierto que el gran poder está también en terrenos profanos como el Palacio Quemado.
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