¿Por qué se ocultó las victorias de Canchas Blancas y Tambillos?

Algo de lo que los chilenos se ufanan y vanaglorian hasta el paroxismo, es que su ejército siempre fue vencedor y nunca vencido. Como tantos hechos tergiversados por ellos, esa aserción no pasa de ser una ínfula vacua. Si a los encuentros de las invasiones del Pacífico se refieren: en la mayoría de las batallas les ha acompañado la fortuna, la superioridad de elementos y fuerzas, la imprevisión, aun la traición atizada por ellos entre los aliados y muchos aspectos de comando. De ahí a decir que nunca fueron vencidos no es real y no pasa de ser un engreimiento y fatuidad.

En condiciones iguales, los chilenos nunca vencieron a los aliados y aun, siendo ellos mayor en número y mejor equipados, separadamente, fueron derrotados. Canchas Blancas, por ejemplo, es una hazaña memorable de los bravos soldados chicheños y tarijeños, apoyados por indígenas de Atacama y Lipes.

En la década de los 60 o 70, un grupo de personas, bajo la dirección de un egregio ciudadano, Dr. Carlos Morales Ávila, propiciaron un movimiento para reescribir la historia de Bolivia, reuniéndose en un aula de la Universidad Mayor de San Andrés, para lo cual se pretendía fundar una nueva Academia Boliviana de Historia. En esta circunstancia escuchamos por primera vez sobre la batalla de Canchas Blancas, en una disertación de don Alberto Vélez Ocampo. Sobre la base de este recuerdo y otras investigaciones, escribimos dos notas en EL DIARIO de 8 y 11 de abril de 2015: “Epopeyas heroicas”, sobre la memorable batalla de Canchas Blancas, donde una fracción de la tristemente célebre V División asestó una derrota calamitosa al invasor chileno que preparaba su ingreso hacia Potosí y Sucre, que está relatado en la Memoria del Cnl. Ezequiel Apodaca, que fuera Jefe de Estado Mayor del ejército del Gral. Narciso Campero.

“Lo reprochable -dijimos en la primera nota- es que se ha procurado ocultar esa victoria para dejar en el limbo traiciones de prominentes personajes que se enlodaron al ocultar esa victoria, donde se destacaron tarijeños y chicheños que en muchas ocasiones desde las hazañas de la Independencia y de la Confederación han mostrado su bravura. Si no aparecía el diario del Cnl. Ezequiel Apodaca y el parte del Cnl. Lino Morales, sobre Canchas Blancas y Tambillos, batallas legendarias, no habríamos conocido esas glorias nacionales y no tendríamos ningún recuerdo épico de esa invasión infame de 1879, que ha ocasionado el injusto encierro de Bolivia.

“Después de una larga inactividad en Cotagaita, que exasperaba a los jefes y tropa, finalmente el ejército de la V División se movió hacia San Cristóbal con dirección a Canchas Blancas y Calama, en medio de indecisiones y contradicciones, dividiéndose la tropa, una hacia el norte a Oruro con fines conspirativos y otra para ir al frente contra Chile, pero en condiciones de escasez de toda índole. En todo ese lapso se entrenó a los soldados, a los indígenas que sirvieron diestramente como chasquis y se les dio entrenamiento en el manejo de hondas y aún de palomas mensajeras para las comunicaciones; haciendo lo posible para hacer frente al enemigo con decisión, tesón y patriotismo, según sale de la valiosa memoria de Apodaca, que nos hace colegir la actuación ambivalente del Gral. Campero, que se confirmó en los hechos, porque prefirió cambiar el rumbo de su marcha hacia Calama, dirigiéndose a Oruro para atender sus asuntos políticos, abandonando la lucha contra la invasión chilena.