Hans Dellien S.
La celebración de la fundación de Trinidad, capital del Beni, es el suceso central del calendario festivo, cívico, cultural e histórico como patriótico del Beni. Las misiones Jesuíticas fueron el origen de la organización administrativa, política y social de varios países en el Nuevo Mundo: Paraguay, Bolivia, hasta Ecuador, Colombia y Venezuela. Esta fiesta significa el advenimiento del suceso histórico más esplendoroso del Siglo XVIII y la síntesis de todo el folklore regional, cuando se reúnen todas las danzas, bailes, música, poesía, restauración de todas las hazañas artísticas de las etnias que forman el corazón de la raza Tupi Guaraní y la Mojeña, además de otras 30 etnias.
Su fundador hace 331 años fue Cipriano Barace Mains, nacido en Isaba de Pamplona, Navarra, en España. De una familia de varios hijos, Cipriano eligió dedicarse al servicio de Dios, como misionero ingresó a la orden de la Compañía de Jesús. Como la Moxitania era una región esotérica, donde se creía que yacía en sus selvas secretas el mito más conocido como “El Dorado”, imperio del cacique Enin, que se ungía en polvo de oro, fue anhelo de todas las expediciones que ingresaron en su busca, tanto de militares, nobles, aventureros, entre ellos el fundador de Santa Cruz, el extremeño Ñuflo de Chávez, asesinado por los Itatines cuando iniciaba su incursión en la Moxitania.
Cipriano Barace M. junto al padre Pedro Marban, jesuita y el Hno. del Castillo, en 1775 ingresaron a la Moxitania sin más aditamentos que su sotana de jesuita, el crucifico y la biblia en sus manos. Arribaron desde el río Grande en Santa Cruz, llegando hasta el río Mamoré en mojos (madre de los ríos). Barace con sus virtudes de valor, audacia, romanticismo y exhibiendo años de sacrificada vida misionera, aprendió el lenguaje de la etnia Moxa, realizó dos viajes acompañado de arrieros para traer desde Santa Cruz 200 semovientes que dieron origen a la madre de la economía beniana, la ganadería, habiendo llegado solo con 80 reses.
Y después de 8 años de aprender el lenguaje, el tratamiento de enfermedades, sus creencias, tradiciones y brujerías, hicieron el milagro de la aculturación. La ambición, crueldad y violencia eran los valores que ofrecían los conquistadores de la Edad media. Los Jesuitas dejaron la mejor herencia a las etnias que evangelizaban para el cristianismo.
El 9 de junio de 1686, en una ceremonia sencilla pero trascendente, junto a un grupo de indígenas, Barace en nombre de Dios y de los reyes de España fundó el pueblo y Misión bajo la advocación de la Santísima Trinidad, dando lugar a la primera misión fundada en esta región, iniciando un ciclo histórico que yace en la conciencia espiritual de todos los benianos y bolivianos y resplandece en sus 331 años de existencia.
¡Felicidades, pueblo beniano!
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