El fallecimiento del Dr. Raúl Rivadeneira Prada, el 18 de mayo pasado, ha dejado vacíos muy profundos en la vida de quienes lo conocimos y lo tuvimos como amigo, colega periodista, académico de la lengua, escritor, investigador y conspicuo intelectual. Dos días antes, él, con la soltura y excelencia que tenía para expresar conceptos claros sobre cualquier materia, habló en la Academia de Ciencias -de la que era Vicepresidente- con motivo de la posesión del nuevo directorio de la Academia Boliviana de la Lengua. Como siempre, franco, cordial y dispuesto expresó conceptos muy precisos, contentó a todos los que lo escuchamos porque se refirió muy claramente sobre el idioma castellano y sobre la Academia de la que fue director en dos períodos cumpliendo excelente labor.
Periodista nato, estudió Derecho y aunque poco se desempeñó en esa profesión, supo utilizar los principios del Derecho y aplicarlos en sus escritos periodísticos. En Presencia se inició como redactor; luego, corrector de estilo y posteriormente, debido a sus méritos y buen manejo del idioma y con excelente redacción, fue designado Subdirector; pasados unos años, asumió la dirección del periódico donde hizo excelente labor y condujo al diario católico por los caminos fijados en los Evangelios y conforme a orientaciones de la jerarquía eclesiástica. Católico de convicción no le fue difícil manejar el periódico y hacer que continuase su misión de medio de comunicación valiente, honesto y defensor de la justicia, la libertad y la democracia.
En su calidad de académico de la lengua hizo honor a sus inquietudes y vocación de investigador y se adentró en lo más recóndito del idioma y escribió más de 31 libros y folletos que muestran su sapiencia y entrega a las letras y en beneficio del bien común que es el pueblo y con el que se sentía consubstanciado. Creía firmemente en los valores del ser humano porque consideraba que siendo éste creación de Dios, es perfecto y si tiene errores y faltas es debido a su condición de falibilidad que hay que comprender, como se lo hace con los amigos y seres a los que se quiere. Creía que el país, pese a las vicisitudes por las que atraviesa, algún día saldrá de la profunda sima de amarguras, retrocesos, demagogia y populismo en que actualmente se encuentra, saldrá adelante porque los valores del pueblo serán más fuertes y decisivos que los males que se le causan en su diario vivir.
Raúl Rivadeneira Prada fue lo que se llama un buen hombre hasta ser en todo instante un hombre bueno que formó una familia a la que quería entrañablemente y que está conformada por su esposa Carmen, sus tres hijos y nietos que eran su adoración y motivo de mayor superación intelectual y moral de la que había alcanzado. Recordarlo en el día a día, rememorar sus momentos de exposición de temas lingüísticos conforme a investigaciones científicas y recordar los éxitos que alcanzó en trabajos encomendados por la Real Academia de la Lengua de España y la Asociación de Academias de la Lengua es para rememorar a la vez los gratos momentos pasados por él junto al preclaro poeta y amigo Pedro Shimose que radica en España. Raúl sembró sin reticencias ni egoísmos los valores de su intelecto con Argentina, México, Estados Unidos y Bolivia desempeñando cátedra universitaria, dando conferencias y mostrando la diversidad de la cultura y la educación que deben ser metas de la educación en escuelas, colegios y universidades.
En la Universidad Católica fue director de la carrera de Comunicación Social y catedrático de varias materias. Con él tuve el gusto de compartir muchos años en la cátedra universitaria y, cuando nos reuníamos en los pasillos de esa querida casa de estudios superiores era para comentar sobre los valores de nuestra juventud y también sobre mucho de lo que la afecta, posterga y hasta disminuye porque, lamentablemente, poco se lee en el país y ello da lugar a que se debiliten las virtudes y se olvide que ellas son básicas para la adquisición de valores y principios.
Sus obras y pensamientos están reflejados en libros, folletos, ensayos, conferencias, crónicas periodísticas, editoriales o subeditoriales de cuando él era subdirector o director de Presencia; seguramente hay mucho inédito que él, con seguridad, tenía la intención de plasmar en nuevos libros. Lo importante ahora que está en el regazo de Dios, lugar que con muchos méritos logró, es el recuerdo que todos tendremos de él y es su familia la que mostrará, con su propia forma de ser, sus grandes condiciones humanas que practicó en vida.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |