“Derramar agua en un cernidor es perderla”, expresa un dicho chino cuando se emprende algo que no tendrá resultado positivo alguno. Esto es lo que ocurrirá con los préstamos que otorga el Banco Central a YPFB, Comibol y ENDE, tres empresas que han demostrado en los últimos años que cualquier inversión en ellas implica casi seguras pérdidas o, por lo menos, que no serán recuperados tales recursos.
Las experiencias sufridas en los últimos once años muestran, más que claramente, que empresas que deberían ser el sostén de la economía nacional son dependientes de lo que logre captar recursos el país; esta vez, al prestarles dinero -dice la información: 56 mil millones de bolivianos- se ha recurrido a “echar mano” de las reservas internacionales que, conforme pasa el tiempo, se ven más restringidas hasta llegar en la actualidad a menos de 10 mil millones de dólares.
El ex–presidente del Banco Central, Dr. Juan Antonio Morales, uno de los economistas más lúcidos del país, ha expresado que el financiamiento otorgado a favor de las empresas estatales va a crear problemas muy graves. “Yo creo, dijo, que la Ley del Banco Central era sabia y prohibía -por principio- la concesión de créditos al sector público”. Para ser más expresivo, dijo: “El crédito del Banco Central ha sido convenido con la Ley de Presupuesto y ello traerá problemas a largo plazo. Todos conocemos que las empresas públicas están con cifras rojas hasta el momento”.
El ex–presidente del instituto emisor expresó que “el gobierno debería ser prudente con el manejo de reservas que son la garantía de la estabilidad macroeconómica del país”. Muchas veces se ha sostenido que el Banco Central debe actuar siempre con prudencia, sentido de futuro y previsión al disponer de las reservas internacionales; pero exigido por el gobierno seguramente tuvo que realizar los desembolsos del caso, poniendo en grave riesgo la estabilidad económica, mucho más sabiendo que el ingreso del país es cada vez menor y no hay forma para reemplazar retiros que se haga.
Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial han sostenido en varias oportunidades la urgencia de “obrar prudente y responsablemente con las reservas internacionales”; pero parece que más han importado las opiniones de economistas del oficialismo que realidades que pesan gravemente sobre el país y que, más temprano que tarde, se las sentirá con mucha fuerza. El otorgar créditos a las empresas estatales no es acertado; al contrario, es riesgoso y así se probará en corto tiempo porque es sabida la situación de ellas que, lamentablemente, no tienen buena administración y las pruebas se las lamenta y publicita casi a diario. El gobierno debe actuar en concordancia con sentido de previsión, prudencia y responsabilidad porque no es conveniente, en modo alguno, disponer de las reservas internacionales, mucho más cuando es riesgoso y se lo hace a fondo perdido.
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