La noticia de perfil
Apenas pude vencer el frío de la otra mañana gracias al anzuelo que me tendió hábilmente mi discípula periodística cuando me dijo: “Tengo ganas de ver funcionando unos taladros que valen millones de dólares y acabaron por taladrar a las principales autoridades de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, que fueron sustituidas por otros profesionales que le juraron a Evo que no repetirán la hazaña de los anteriores, porque como dice el refrán inventado por el imaginario popular: “El que a taladro mata a taladro muere”.
Con esos antecedentes pusimos talón, planta y punta con dirección al Palacio Real de la plaza Murillo, donde el primer dueño de la institución petrolera, Ing. Evo Morales Ayma, posesionaría a las nuevas autoridades de esa empresa que según la creencia popular pertenece a todo el pueblo boliviano, al igual que las minas de Comibol, los dineros del Fondo Indígena y de otros colosales elefantes blancos cuyos edificios centrales adornan varias ciudades del país.
Con la malicia propia de los nacidos en Cochabamba y que es más acentuada en los hijos de Quillacollo, dijo Macacha: “Al fin y cabo el que roba a ladrón tiene cien años de perdón” y por lo tanto creo que los que negociaron el precio de los taladros con la empresa italiana Drillmec no escamotearon millones de dólares a YPFB, pensando en que tal empresa pertenece al pueblo de Bolivia, como nos inculcan día y noche los discurso oficiales que sostienen que los recursos bolivianos han pasado a propiedad del pueblo boliviano y el pueblo somos todos nosotros, aunque por encima de nosotros se hallan los seguidores del presidente y sus amigos, que son más pueblo por haber votado por las actuales autoridades.
En la creencia popular - mucho más si ésta es del partido del gobernante- está fija la idea de que todo lo que pertenece al Estado pertenece al pueblo y, por lo tanto, no es extraño ver cómo disponen de los fondos fiscales, cual si fueran propios.
Sin embargo la cochabambina de ojos chascañawis mirando más lejos que este viejo periodista, que no ve más allá de sus narices, dijo: “Quiero decirle, compadrituy, que le costó mucho tiempo a nuestro Presidente Vitalicio decidir cambiar de presidente en la entidad petrolera, aunque volvió a cometer el error de designarlo en forma interina, cuando pudo haber dado a YPFB un mando más institucional, que en algo podría garantizar el buen desempeño de la nueva autoridad”.
Macacha mientras nos retirábamos del acto me dijo: “tengo la impresión de haber asistido al reventón de un puchichi y sé que hay muchos puchichis en casi todas las entidades estatales donde corre mucha plata”.
Después de experimentar tantas emociones nos fuimos a buscar unas rosquillas potosinas y unos maníes procedentes de Chuquisaca, seguros de haber cumplido una misión periodística con más visos de seriedad que buen humor.
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