La carrera diplomática plurinacional

La semana pasada la bancada parlamentaria de Unidad Democrática (UD) denunció ante los medios de comunicación que de 33 embajadores que tiene el país, solamente cinco tienen carrera diplomática. ¿Y el resto? Bien gracias. La variopinta composición del Servicio Exterior plurinacional es la representación de una “diplomacia a la carrera”, en la que los diplomáticos designados a dedo por Evo Morales y Fernando Huanacuni lo fueron con el antecedente de ser oficialistas o recomendados por la cúpula gubernamental, además del “llunkerío” típico de este gobierno para designar funcionarios en el Estado. ¿Tienen estos señores alguna formación académica relevante o algún mérito muy escondido como para ser designados en esos cargos de responsabilidad muy grande?

Como ex funcionario de la Cancillería con 20 años de trabajo y al haber desempeñado diferentes funciones diplomáticas y como ex Presidente de la Asociación de Profesionales Egresados de la Academia Diplomática Boliviana puedo decir con conocimiento de causa que la función diplomática es de alta complejidad y no solo se requiere conocimientos muy profundos del país sino también de política, derecho y comercio internacional, organismos internacionales, derecho diplomático y consular, además de otras materias altamente especializadas.

La Academia Diplomática Boliviana (ADB) fue el centro de formación diplomática en la que se formaron más de 200 funcionarios en más de 12 promociones entre 1975 y 2005, 30 años a lo largo de los cuales, importantes profesionales de las más diversas carreras impartieron conocimientos, experiencias y sabiduría a los alumnos de la ADB. Y digo fue porque la mal llamada “Academia Diplomática Plurinacional” creada en la gestión del ex canciller David Choquehuanca no es ni la sombra de la ADB.

Pero además los directores de la Academia fueron excelentes diplomáticos de carrera, como los embajadores Walter Montenegro, Armando Loayza, Jorge Gumucio, Juan Ignacio Siles y otros. Asimismo, impartieron clases en la ADB personas de la talla y excelencia académica de Juan Siles Guevara, Ramón Schuwelsky, Gustavo Medeiros, Alfredo Seoane, José de Mesa, Mario Frías Infante, Pablo Jiménez, Erich Kuhn, Edgar Pinto, Flavio Machicado, René Arze, Jaime Aparicio y otros.

El Pensum de la Academia contaba con importantes materias en relaciones internacionales, política internacional, negociación diplomática, historia diplomática de Bolivia, geografía, economía, derecho internacional público y privado, redacción diplomática, derecho diplomático y consular, economía y negociación internacional y otras vinculadas a la diplomacia y las relaciones internacionales del país. Por otra parte, la ADB está reconocida por la Universidad Católica Boliviana y otros centros de estudios que avalan su excelencia. La ADB tiene firmados convenios con academias diplomáticas como Itamaraty de Brasil, Torre Tagle de Perú, Pedro Gual de Chile, además de las academias de España, Argentina, Rusia, Uruguay y otras, renombradas internacionalmente.

¿A qué apunta la información y recapitulación ahora que hay una grave crisis del servicio diplomático? Es que no solo es el dato de la UD de cinco embajadores de carrera en más de 30 embajadas. Además hay muchas más designaciones partidarias, en el servicio diplomático y consular del Estado y en el despacho de relaciones exteriores en La Paz con graves irregularidades nunca desmentidas por las autoridades.

Designaciones a dedo, parientes de jerarcas del Gobierno en cargos en embajadas y consulados, ex generales del ejército nacional designados sin ningún mérito (inclusive denunciados por actos ilegales como el embajador en Francia), gastos dispendiosos en los servicios interno y exterior, escándalos internacionales como el protagonizado por el embajador de Bolivia en Rusia con denuncias de acoso sexual, entrega irregular de pasaportes diplomáticos a ciudadanos extranjeros, mal uso de sedes diplomáticas para fiestas particulares de los funcionarios, designaciones espurias de ex ministros de Estado fracasados, removidos del gabinete por ineptitud o irregularidades en el ejercicio de sus funciones y otras a las que ya estamos casi acostumbrados.

La cantidad de funcionarios sin carrera y sin estudios profesionales excede cualquier consideración. Es cierto que la Cancillería ha designado a muy pocos funcionarios de carrera en nuestras representaciones, los que se puede contar con los dedos de las manos. La Ley del Servicio Exterior 1.444 de 1993 fue reemplazada por otra, de la que se conoce muy poco y que fuera aprobada entre gallos y medianoche; tampoco se conoce sus reglamentos y si hay escalafón diplomático.

Hemos retrocedido a principios del Siglo XX en materia de institucionalidad y la actual situación solo es comparable con la Cancillería antes de la Revolución Nacional. La situación provocada por este desbarajuste se refleja en nuestras relaciones con el mundo: La ausencia de protagonismo del país en todos los organismos internacionales es más clara que la nieve del Illimani. Las actuales intervenciones del país ante el Consejo Permanente de la OEA y el Consejo de Seguridad de la ONU no hacen más que confirmar que en esta materia estamos en el peor momento, defendiendo a dictaduras tan atroces como las de Siria, Corea del Norte y Venezuela que son parias internacionales.

Las relaciones con los países vecinos nunca fueron tan malas: Con Chile no hay ningún vínculo por la “borrachera marítima” del Gobierno que demandó al país trasandino en La Haya; los contratos de venta de gas a Argentina y Brasil tienen un destino confuso e imprevisible por la falta de prospección e inversiones en YPFB y porque las reservas comprobadas están en un nivel bajo que no garantiza ni la provisión nacional. Las relaciones con Paraguay y Perú son casi inexistentes.

A nivel regional la única alianza es con los países del ALBA (Ecuador, Cuba, Venezuela y Nicaragua), aunque los beneficios de esta alianza son solo ideológicos sin ningún beneficio. Bolivia no pesa en el Mercosur ni en la CAN. Ya hemos visto los papelones en la OEA y en la ONU y en las “cumbres sociales” organizadas, como la que realizarán ahora con un costo de 4.5 millones de Bs. (U$ 650.000).

“Desastre total” y la perspectiva de mejorar las cosas es tan difícil como pedir que el sol no salga mañana. Mientras no se tome en cuenta a diplomáticos idóneos de carrera, nuestra Cancillería plurinacional no podrá ejercer sus funciones adecuada y patrióticamente y el servicio exterior seguirá siendo una cueva de funcionarios “partidizados” y serviles a intereses políticos, no nacionales.

El autor es diplomático y periodista.