La práctica del rito andino, la “wilancha”, el degüello de una llama blanca como ofrenda a la “Pachamama”, madre tierra, fue cuestionada por activistas de protección animal por ser un atentado contra la vida y la propia naturaleza, ya que los sacrificios no representan la forma de vivir de la sociedad actual en su conjunto.
Cientos de activistas expresaron su preocupación, a través de las redes sociales, por la vida animal silvestre, doméstica, flora y fauna, criticando la incongruencia del discurso oficial acerca del respeto a la vida en todas sus formas.
Asimismo, sostienen que los ritos vulneran la propia Ley 133 de Medio Ambiente que establece la preservación de la biodiversidad “la integridad del patrimonio genético de la flora y fauna tanto silvestre como de especies nativas domesticadas”.