Por Edwin Conde Villarreal
El río Katari en su trayectoria arrastra una infinidad de residuos sólidos que son transportados inevitablemente hasta el lago menor o Wiñaymarka del Titicaca, así lo evidencia una exploración realizada por EL DIARIO a la región de Pampa Cohana, una superficie inundada por varios kilómetros cuadrados que tiene la función de un sumidero natural, principalmente, de plásticos y otros objetos, las aguas contaminadas ingresan al lago sagrado con fuerza y en el sitio del desemboque de la corriente se acumula un basural de grandes proporciones.
“Las aguas –del río– eran cristalinas hace 20 años o más, cuando era niño, pero ahora es lamentable ver el basural y la brisa maloliente que llegan a nuestro lago sagrado desde El Alto atravesando por varios municipios”, reconoció Oscar Mendoza, máximo dirigente de la Central Agraria de Cohana. Dijo que los totorales del sector deben ser regados con las aguas del mismo río, ya que es imprescindible porque es el forraje y el alimento para el ganado que se cría en la región.
En el sitio del desemboque de la corriente está la comunidad Wila Jawira (río rojo) con pocas casas y todas hechas de adobe, se encuentra casi deshabitada, ya que los comunarios prefirieron migrar a otros lugares, la razón es por demás justificada; la acumulación de la basura se expande por varios metros cuadrados en el lugar. “Se empeora la situación cuando el río Katari se desborda esparciendo la basura, eso sucede en la época de lluvias o Jallupacha, durante el tiempo húmedo”, explicó Mendoza.
El desastre ambiental no es reciente, se inició entre enero y febrero de 2001 cuando se registraron precipitaciones pluviales calificadas como muy intensas que ocasionaron notables crecidas en los ríos Pallina y Katari que arrastraron grandes cantidades de residuos a la bahía Cohana, el sitio actualmente se redujo en su extremo y tiene la apariencia de un río de aguas contaminadas y malolientes que atraviesa frente a la población.
Con un desánimo notorio, Mendoza describió que los jóvenes originarios de la bahía Cohana hace años aún desconocían y no entendían la problemática ambiental que afecta a su territorio a causa de las actividades antropogénicas –actividades humanas– que con el crecimiento demográfico de las poblaciones ponen en riesgo a los habitantes del sector y a su único sustento: la ganadería, además de afectar los ecosistemas que son el hábitat de especies de la fauna acuática.
“Tenemos miedo que surja una enfermedad irremediable para nuestras familias por la contaminación”, dijo el dirigente de la Central Agraria de Cohana, mientras caminaba entre los escombros de basura que se encuentran acumulados en diferentes lugares del curso que tiene el río Katari que con una fuerte corriente ingresaba sin detenerse al Titicaca.
RÍOS CONTAMINADOS
Al revisar la auditoría ambiental sobre la contaminación en la Cuenca del río Katari y la bahía Cohana realizada por la Contraloría General del Estado boliviano, se especificó en su evaluación que las nacientes del río Seke –por ejemplo– presentan aguas de calidad media, pero en su curso por la zona urbana en la ciudad de El Alto empeoran por las descargas de aguas residuales domésticas con elevadas concentraciones de materia orgánica que dificultan su autodepuración. A ello se suman los pasivos ambientales de Milluni y los lixiviados que se originan en el botadero de Villa Ingenio.
El río Seco que también atraviesa por el municipio alteño se encuentra más afectado que el Seke, ya que debido a las descargas de aguas residuales industriales y domesticas de los ríos embovedados Kantutani –todos de Alto Lima– y del río Hernani con descargas de mataderos y curtiembres, empeoran notoriamente su calidad, además aguas abajo el río Seco recibe también aguas residuales de la Planta de Tratamiento de Puchucollo.
Otra de las corrientes, el río Pallina que confluye con el Seco y Seke es afectado por la calidad de estos cuerpos de agua, así también por el vertido de aguas crudas de Viacha. El río Katari al confluir con el Pallina eleva su caudal pero con una corriente muy contaminada que continúa alimentándose con otras pequeñas corrientes en su cuenca hasta desembocar en la bahía Cohana donde deposita los residuos sólidos con aguas contaminadas, de una manera inevitable e irreversible.
¡ESTAMOS BIEN!
Continuamos con la caminata por más de cuatro horas en Pampa Cohana y algunos de los habitantes que ocasionalmente se cruzan en nuestra exploración, no quieren ser identificados y reiteran de forma recurrente: “¡estamos bien!”, como contradiciendo lo que se registra y es perceptible en el sector, tratando de evitar la realidad por la que atraviesan.
Don Juan (nombre ficticio) dijo, no hay nada que mostrar, esta agua –del río Katari– es “curativa”, estuve enfermo y me sanó, me lave con ella el cuerpo entero, aseveró el comunario que continuaba su rumbo atravesando el lugar, mientras observaba el curso de la corriente que notoriamente tenía aguas turbias y malolientes.
Reclamó por la visita de toda clase de personas que a nombre de ayudarlos sólo intentan sacar un beneficio propio, es por eso que algunos comunarios no hablan con extraños, parece que es una forma de protesta y un enojo sin consuelo.
Mendoza explicó que muchos de los habitantes de la bahía Cohana del municipio de Pucarani se niegan a creer lo que sucede pero que es un problema real y actual por lo que solicitó a las autoridades del gobierno atender y remediar el desastre ambiental.
Retornamos de la exploración a la Bahía Cohana, el calor es abrazador y no hay forma de beber el agua del Katari, sabemos que está contaminada aunque no lo acepten algunos comunarios. Mientras los cultivos crecen y se ven normales, otro sector cercano a la población muestra totorales que fueron plantados con el fin de conseguir el forraje y alimento necesario para el ganado que pese a las dificultades es criado para la subsistencia.
PLAN ESPERANZADOR
En la ciudad de La Paz, el responsable técnico de la Unidad de Gestión de la Cuenca del Katari del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, Daniel Rodríguez, reconoció la problemática ambiental y anunció que existen 77 millones de dólares provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y 8,4 millones de la Unión Europea para el Plan Director de la Cuenca Katari (PDCK).
Informó que se tiene como prioridad en el PDCK la ampliación de los servicios básicos con la mejora y ampliación de la cobertura de alcantarillado y agua potable para la población, la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, además de establecer sistemas de gestión integral de los residuos sólidos.
“Se prevé que este año se obtenga el estudio a diseño final sobre las plantas de tratamiento, es decir que sabremos cuántas de ellas necesitaremos y en qué lugares podrán edificarse”, dijo Rodríguez, al anunciar que también se cuenta con una línea estratégica de sensibilización y difusión para las 24 alcaldías que forman parte de la Cuenca Katari, mientras que el estudio de las plantas de tratamiento se realizó en 14 de ellas.
“No todo es lúgubre –respecto a la contaminación del Titicaca–”, sostuvo el Responsable técnico de la Unidad de Gestión de la Cuenca del Katari y confirmó que la restauración ecológica de la región puede tardar décadas, pero que también dependerá de la decisión política de cada uno de los municipios involucrados con un “cambio de actitud en favor de evitar la contaminación”.
Una vez enterado sobre el plan, Oscar Mendoza dirigente de la Bahía Cohana se declaró muy susceptible y aseguró que al igual que él, el resto de los habitantes de la población afectada aún no cree que se ejecute el mencionado plan. “Queremos soluciones inmediatas antes que nos enfermemos o empeoren las cosas para salvar nuestras vidas que dependen del lago Titicaca”, concluyó el dirigente aymara. (CienciaBolivia)
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