Muchas veces se ha sostenido que todo bloqueo es parte del terrorismo porque causa grandes daños a la humanidad en general. En nuestro país, los bloqueos con casi permanente vigencia y contundencia tienden a ahogar a todos; nadie está libre de sufrir las consecuencias que producen los bloqueos y, si se recuerda, es el actual Presidente de la República el que, en sus tiempos de dirigente sindical cocalero, organizó y dirigió los peores bloqueos en contra del país y causó daños cuantiosos a la economía nacional y, por supuesto, casi sumió en la extrema pobreza a productores de fruta, café, especias, palmitos y muchos otros productos que habiendo sido envasados se impidió que lleguen a los mercados externos y, consecuentemente, sufrieron deterioro porque muchos de ellos (frutas y hortalizas especialmente) son perecibles y pese a tratamientos de conservación que recibieron, no pudieron vencer los numerosos días de bloqueo.
¿Qué pretenden los bloqueadores? ¿Destruir el país? ¿Causar daños al gobierno que hoy sufre las consecuencias de una medida que la política partidista creó con miras a dañar las gestiones gubernamentales? ¿Se han preguntado sobre los resultados desastrosos de un bloqueo aun sabiendo que no existe ninguno positivo? ¿Qué consiguen los bloqueadores que ingresan en la delincuencia más absoluta, con perjudicar a la colectividad nacional que se ve privada de medios de locomoción, asistir a puestos de trabajo, producir y realizar su labor normal? ¿Cuánto sufren las amas de casa, los empresarios, los integrantes de la economía informal, como son los vendedores callejeros, los artesanos, los que consiguen trabajos ocasionales y todos los que viven al día con la venta del producto que pueden negociar?
Son bloqueadores -transportistas, fabriles, campesinos, obreros de la industria, integrantes del comercio, maestros y personas de muchas actividades- los que deciden, en cualquier momento, bloquear calles, avenidas, caminos y, en muchos casos, destruir automotores porque “nadie debe obstruir lo que ellos imaginan defensa de sus derechos”; pero, con lógica razón, la población pregunta: ¿remedia el bloqueo los problemas? ¿Toma en cuenta el gobierno la presión producida por los bloqueos? ¿Sirve de algo el complotar contra el país? ¿Esa es forma de considerarse patriotas, dignos hijos de la patria y otras afirmaciones falsas que se hace con miras a bloquear y, si fuera posible, destruir todo derecho de la colectividad y todo bien que esté a su paso?
El bloqueo es, simplemente, una parte del terrorismo y nadie, por justificación que crea tener, puede sostener que se trata de medida que tenga algo de justicia y legalidad; al contrario, el bloqueo debe ser considerado un delito de gran magnitud y gravedad que debería ser sancionado tanto como los demás crímenes que cometen los delincuentes comunes porque atentar contra el bien común es, simplemente, crimen que se comete contra los derechos ajenos.
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