¿Democracia...? ¿Dónde...?

Una democracia elemental qué difícil es practicarla, ante el populismo autoritario, fuente permanente de corrupción. Sin embargo, la esperanza no se la debe perder. Una imagen real muy bella sobre la democracia la pintaron dos grandes políticos centroamericanos. Oscar Arias S., Premio Nobel de la Paz 1987, afirmó vehementemente que en un régimen democrático elegido por el pueblo, siempre deben existir partidos de oposición, y si no los hay, los gobernantes deben constituirlos, como garantía de evidente fiscalización de la ciudadanía, que eligió a su gobierno.

Por su parte Luis Guillermo Soliz, a tiempo de hacerse cargo de la Presidencia de Costa Rica, advirtió que no permitirá fotografías suyas en oficinas del Estado, ni en lugares públicos, y que al hacerse entrega de obras a cargo del gobierno, las placas conmemorativas señalarán que las mismas fueron hechas con dineros del pueblo costarricense. Seguramente estas afirmaciones resultan bromas de muy mal gusto para el actual régimen masista.

Lo contrario a estos conceptos tan acertados, se observa en nuestro país. Así el oficialismo se ingenió para deshacerse de partidos opositores, a los que debía agradecer por cuanto gracias a sus grandes errores, el masismo ganó el 18 de diciembre de 2005. Por una parte, lo hizo, a través de persecuciones, y por otra, fundamentalmente, mediante procesos -dice “judiciales”-. Se inventó juicios, en Santa Cruz, por separatismo-terrorismo (el principal acusador durante años, se autoexilió en Brasil y denunció cómo recibía instrucciones de miembros del ejecutivo para proceder...), y pese al tiempo transcurrido, no saben cómo concluirlo. En Pando, muertes de por medio, en el caso de El Porvenir, luego de un largo “juicio” lograron una sentencia injusta contra el Prefecto de dicho Departamento. En Beni, denostando a sus autoridades, y evitando su postulación a elecciones de gobernadores. En Chuquisaca, con el denominado caso “24 de mayo” fue eliminada toda una dirigencia cívica; entre algunos casos que la ciudadanía recuerda.

Hace unos días, resulta hasta pintoresco lo denunciado en una reunión de seis personajes de la política nacional, entre ex autoridades nacionales y dirigentes (para emitir un mensaje en defensa de la Democracia y de los Derechos Humanos), en sentido de que entre los seis habían acumulado más de 120 “procesos judiciales”... ¡como para Ripley! Teniendo a los administradores de toda esta justicia, jueces y fiscales, con entera sumisión y sometimiento ante quienes detentan el poder.

El 18 de diciembre de 2005 seguramente fue la última oportunidad en la que la ciudadanía asistió a un genuino acto democrático. Unos meses después de la posesión del candidato vencedor en las elecciones presidenciales, Evo Morales Aima no tardó en afirmar que habían ganado el Gobierno, pero que “no tenían el poder absoluto”, en una especie de premonición, de que sería sepultado el sistema democrático, al hacerse realidad con el control -obtenido por el masismo- de los órganos Legislativo, Judicial y Electoral, eliminando un principio elemental de la democracia, cual es la interdependencia de los poderes del Estado.

Al presente, repitiendo la manipulada elección del Órgano Judicial de hace seis años, que los propios dirigentes del MAS señalaron como un fracaso, nuevamente se está organizando la elección próxima, con la evidente intención de constituir un Órgano Judicial parcializado y obsecuente, con sospechosas reformas a la reglamentación, como la intervención de la Universidad Boliviana (¿cómplice?), con el indisimulable objetivo de tratar de persuadir a la opinión pública sobre una elección de profesionales independientes, que no será evidente, y por el contrario, para asegurar la elección de abogados obedientes y obsecuentes al oficialismo. Y nuevamente, como en el año 2011, la ciudadanía ya tiene en mente -ante semejante intento- asistir a las urnas para depositar su voto nulo.