¿La conducción genera estrés, depresión y ansiedad? Los estudios sobre salud vial y conducción realizados principalmente en Europa revelan que muchos de los conductores conducen estresados, con depresión o con ansiedad.
El estrés es considerado como un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal; suele provocar diversos trastornos físicos y mentales. A partir de esta definición, podemos decir que el estrés modula en gran medida la forma de conducir de las personas y es la causa de un número considerable de hechos de tránsito. De aquí se extrae a los conductores estresados que forman parte de la clasificación de los conductores por la actitud que demuestran frente al volante. Sin embargo, ninguna normativa de tránsito contempla explícitamente al estrés como un elemento que genera incapacidad para la conducción, y teniendo en cuenta las reflexiones presentes, el estrés debería ser considerado como un factor relevante de riesgo para los siniestros viales.
La depresión y la ansiedad tienen un efecto similar, aunque aparecen tipificadas como trastornos psicológicos en los sistemas convencionales de clasificación de las enfermedades mentales, también deberían ser objeto de atención y motivo suficiente para adoptar precauciones o medidas especiales en situaciones de interacción con la conducción de vehículos.
En conversaciones casuales sostenidas con varios conductores, se reconoce la existencia de estos males y la automedicación o la práctica tradicional del “acullico” para tratar la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño o para relajarse o dormir. Se trata de un dato muy relevante, dadas las grandes repercusiones que los efectos secundarios de estos fármacos tienen para la conducción. En gran parte de los casos, el “paciente” desconoce el riesgo potencial de esos medicamentos, puesto que con frecuencia el personal de farmacias no informa sobre los efectos que causa la ingesta de estos medicamentos sobre la capacidad para conducir.
Entonces se puede afirmar que no existe una concienciación clara sobre el efecto de las alteraciones psicológicas y mentales (especialmente la depresión, la ansiedad y el estrés) sobre la capacidad de conducción y las consecuencias que ello supone para uno mismo y para el resto del entorno.
Seguro que alguna vez se ha indispuesto mientras conducía, ya sea física o psicológicamente, ¿qué hizo? ¿Detuvo el vehículo o continuó su recorrido?
Si considera que padece alguno de estos malestares, consulte a un médico, no se automedique, estaría poniendo en riesgo su vida y la de los demás.
Por tanto, podemos concluir que es necesario reconocer y ser conscientes del peligro que generan estas patologías psicofísicas, dejando de lado la necesidad imperiosa de cumplir obligaciones laborales y/o personales que lo pueden llevar a conducir, aun cuando piense que no está en condiciones para ello.
A continuación, les dejo algunos consejos para superar el estrés durante la conducción:
1. Modifique la manera de percibir la situación que lo estresa, por ejemplo, si es el congestionamiento diga: “la próxima vez saldré más temprano”.
2. Tenga pensamientos positivos, si está retrasado diga: “nada que no tenga solución ocurrirá si llego un poco tarde”.
3. Desvíe su pensamiento de esa situación estresante, concentre su atención en algo más agradable, por ejemplo, busque en la radio música de su preferencia.
4. Realice algunos estiramientos, los ejercicios favorecen la relajación.
5. Respire de manera lenta y profunda, inhale por la nariz y exhale por la boca varias veces.
“Unidos por una cultura de seguridad vial”.
El autor es docente UNIPOL.
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