Mesetas.- Las FARC y el Gobierno colombiano cerraron ayer de manera oficial y entre mariposas blancas medio siglo de conflicto armado entre el Estado y esa guerrilla en un acto solemne celebrado en una de las aldeas de Mesetas (centro), una de las localidades que vivió con más crudeza la guerra.
Hasta la zona veredal transitoria de normalización (ZVTN) de Buenavista, donde cerca de 550 guerrilleros están reunidos dentro del proceso de desmovilización y desarme, llegaron el presidente Juan Manuel Santos, y el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”.
El líder guerrillero fue el primero en tomar la palabra ante una audiencia compuesta mayoritariamente por sus hombres y en la que criticó el Gobierno ante un Santos que aguantó estoico el vendaval.
Cuando le llegó el turno de tomar la palabra, el mandatario no dudó al dar por cerrado con rotundidad el conflicto armado que inició hace 53 años. “Para mí y para los colombianos es un día muy especial, un día que jamás olvidaremos, el día en que las armas se cambiaron por las palabras”, dijo con contundencia.
También tomó prestadas las palabras de Víctor Hugo y citó que “un día vendrá en que no habrá más guerras” y se preguntó qué quedará cuando todos los hombres dejen las armas.
En este momento, “sin armas ni violencia”, consideró que Colombia no es “un pueblo enfrentado entre sí”, por lo que hay una historia menos “de dolor y muerte en el planeta”.
“Somos un solo pueblo y una sola nación avanzando al futuro dentro del cauce bendito de la democracia”, sostuvo sobre el periodo que se abre para Colombia con las FARC desarmadas y en transición para convertirse en un partido político legal.
Vestido con una camisa guayabera azul y una gorra, aseguró que las FARC entran en una nueva etapa, en la legalidad, luego de dejar las armas que durante más de medio siglo empuñaron contra el Estado colombiano.
Santos siguió hierático el discurso de Londoño por momentos, cuando recrudecía sus denuncias de que el Gobierno ha incumplido con varios elementos, esencialmente con la protección de líderes sociales que han sido asesinados por bandas herederas del paramilitarismo.
Al concluir su intervención, que incluyó un vídeo propagandístico, sus seguidores liberaron las mariposas blancas, que a la luz del sol parecían amarillas, tratando de seguir indefinidamente la paz, tal y como seguían a Mauricio Babilonia en Cien años de soledad.
Al acto, más solemne de lo imaginado, también asistió el jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, quien destacó que las FARC cumplieran con su compromiso de dejar las armas como parte del acuerdo de paz. (EFE)
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