Barricadas y paros sectoriales en varias ciudades brasileñas marcaron ayer una jornada de movilización sindical contra las medidas de austeridad impulsadas por el presidente Michel Temer, particularmente la reforma laboral y la modificación del sistema de pensiones y jubilaciones.
Los manifestantes bloquearon desde temprano el acceso al aeropuerto de Congonhas de San Pablo y al aeropuerto internacional de Río.
En el centro de San Pablo, la capital económica del país, la policía dispersó con bombas de ruido a un puñado de manifestantes que cerraban una calle.
En Río, barricadas en diversos puntos de la ciudad provocaban decenas de kilómetros de embotellamientos.
La peor situación se registró en la avenida Brasil, la principal vía de acceso de la ciudad, en la se formó una fila de automóviles de 24 kilómetros, de acuerdo con el periódico Globo.
Entretanto, el presidente de Brasil, Michel Temer, denunciado esta semana por un supuesto delito de corrupción, defendió los resultados de sus políticas económicas en el día en el que afrontó su segunda huelga general en apenas dos meses.
“Brasil está caminando, a pesar de que algunos pretenden parar nuestro país. No lo conseguirán”, aseveró el mandatario en un pronunciamiento divulgado en las redes sociales.
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