Perspectivas de la venta de gas a países vecinos

Se ha tornado como un preocupante problema a futuro el asunto relacionado con la venta de gas a Brasil y Argentina, países vecinos que, en forma directa o indirecta, han comunicado, por medio de altas autoridades, que el comercio de ese hidrocarburo será negociado en otros términos, tal vez poco favorables para nuestra economía.

Por un lado, autoridades brasileñas han informado que una futura negociación para la compra de gas a Bolivia estará sometida a la existencia comprobada de reservas de esa materia prima en nuestros yacimientos. Por lo tanto, de no estar asegurada esa existencia, el país vecino cambiaría su programa de adquisiciones a nuestro país.

Así mismo, por una nueva política Brasil está adoptando medidas más adecuadas a su realidad, ya que, por una parte, ha hecho conocer que en breve entrarán en producción nuevos grandes yacimientos de gas capaces de autoabastecer las necesidades de su consumo interno y, al mismo tiempo, que la empresa petrolera estatal brasileña reducirá sus compras para dar preferencia a empresas privadas.

Aparte de esa perspectiva, Argentina también estudia medidas especiales en relación con su política hidrocarburífera. En efecto, anunció que explotará nuevos grandes yacimientos de gas y que inclusive, más a corto que a largo plazo, pondrá en producción sus reservas de esquistos por el sistema de “fracking”, iniciativas con las que el actual gobierno considera que el país vecino estará en condiciones de autoabastecerse del energético e inclusive exportar el producto a Chile en los niveles que se requiera.

Esas noticias provenientes de las dos naciones, que son las principales compradoras de gas a Bolivia, no han dejado de causar inquietud en los medios políticos nacionales, ya que de suspenderse o limitarse los ingresos por la falta de mercado de consumo, las consecuencias podrían alcanzar proporciones alarmantes, por no utilizar conceptos menos optimistas.

Esa situación, que es necesario prever a tiempo, se agrava para Bolivia de forma exponencial a partir del momento en que YPFB no encontró en los doce últimos años ningún yacimiento que permita cubrir las necesidades de consumo internas y externas. Es más, los actuales yacimientos en explotación se estarían agotando, pues algunos de ellos estarían sometidos a técnicas exhaustivas, lo cual significaría que su período de vida está finalizando.

La economía extractivista monoproductora del gobierno, que hizo que el país dependa de las exportaciones de materias primas, se encuentra, pues, en el filo de la navaja y se puede vislumbrar que más a corto que largo plazo, se presentarán en el horizonte negros nubarrones y, como dijo alguien, “algo huele mal en Dinamarca”.