Son tantos los actos criminales causados por el terrorismo yihadista encubierto en el Estado Islámico, que han causado víctimas que han muerto y miles de heridos y destrucción de todo tipo de infraestructura, que no se encuentra palabras para condenar a criminales que en nombre de la religión, han tomado al mundo como víctima propicia de su insanía.
Atentados en Londres, París, EEUU, Egipto, Siria, Turquía, Irak y muchos otros sitios cuentan con poblaciones enlutadas por los seres queridos que han perdido la vida; colectividades que lamentan los bienes perdidos, miles de familiares por heridos que tardan en curarse y muchos de ellos quedarán inválidos sembrando dolor en familiares y amigos. La humanidad tendría más que suficiente con las guerras y los enfrentamientos sufridos, con los crímenes cometidos por la insanía de algunos fanáticos que buscan diversión con la muerte de semejantes, para seguir soportando la acción del terrorismo que, en nombre de Alá, “como dios supremo de todos” no parará en sus acciones criminales hasta que el mundo no adopte la religión de Mahoma.
Naciones Unidas, Estados Unidos, Francia, Inglaterra y otros países han expresado criterios e intenciones contra el terrorismo, todos ellos lamentan lo ocurrido; pero, nada hacen en concreto y “el dejar hacer y dejar pasar” sigue vigente en la esperanza de que haya conciencia y despertar de alguna virtud en quienes solo propalan odio y tienen sed de sangre. La Organización de Naciones Unidas ha expresado muchas veces condena contra estos crímenes masivos; pero sus pronunciamientos no están acompañados de hechos concretos y decisiones punitivas que debería adoptar para desorganizar y anular a grupos que la tecnología moderna puede aplicar y establecer ubicación y pertenencia de armamento, pero no lo hacen por razones políticas u otras que solo esperan más víctimas. Estados Unidos y Rusia han bombardeado posibles campamentos yihadistas e informan haberlo destruido pero que en los hechos siguen vigentes porque continúan causando víctimas.
El terrorismo ha declarado muchas veces: “No cejaremos en nuestras acciones mientras el mundo sea infiel”. Esta decisión que es desafío para todos, debe terminar; de otro modo, nadie podrá estar seguro y menos tener confianza en organizaciones y países que deben adoptar medidas muy drásticas contra todo tipo de atentados que se producen a diario. Combatir al terrorismo debe ser acción conjunta de todos y cada país que ha recibido migrantes sirios está en la obligación de establecer si entre esas miles de personas hay terroristas incrustados con la misión de causar más muerte y daño.
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