Un programa dirigido por el Ministerio de Educación “busca beneficiar a los niños que viven en los centros penitenciarios. El programa está orientado a atender la necesidad inmediata de niños que viven con sus progenitores en los centros penitenciarios”, dice una información precisa (EL DIARIO 16/6/17), señalando, además, que “muchos niños fueron discriminados por tener a sus padres en centros penitenciarios”.
La información muestra cuánto descuido hay -y hubo en anteriores gobiernos- en la atención a las cárceles del país. Niños de toda edad que viven con sus padres, generalmente expuestos a muchos peligros por la cantidad y el tipo de reos que integran esos centros; niños que merecen siempre los beneficios de la libertad, el cuidado, la educación y una formación en valores conjuntamente sus progenitores; niños que, por conveniencia de autoridades, se ha permitido que “acompañen a sus padres” y vivan en las sombras de las cárceles.
Los niños “encarcelados” junto a sus padres no merecen esa vida, una vida que, además, solo contradice los más elementales principios de justicia y respeto a los derechos humanos porque bien se sabe cuán mal funcionan los recintos carcelarios en el país y cuánto requieren reparaciones y vivir en sitios donde las condiciones de asepsia, comodidad y buen trato sea humano, digno y respetable, es preciso que esos reos vivan en buenas condiciones y acordes con su dignidad.
Muchas veces se ha sostenido la urgencia de construir nuevos recintos carcelarios, pero no para convivir con los niños que solo deberían visitar a sus padres en días fijados por reglamento y nada más que por pocas horas. Solamente a autoridades con poca o ninguna sensibilidad se les puede ocurrir impartir “educación a niños presos”, cuando lo correcto es que sea el mismo Ministerio de Educación el que busque condiciones dignas para esos niños que muestran, con su permanencia en esos sitios, condiciones indebidas de pobreza y subdesarrollo del país que, como se establece claramente, el gobierno no es capaz de remediar.
Añade la información de una autoridad de educación: “Buscamos mejorar la calidad de vida de cada menor, haciendo un trabajo integral para que los niños puedan tener un sostenimiento emocional”. ¿Cómo la niñez encarcelada, testigo del sufrimiento encerrado de sus padres puede alcanzar condiciones aptas para su desarrollo físico y emocional? ¿Cómo creer que la niñez puede alcanzar buenas condiciones de vida en un centro carcelario donde está sujeto a muchos peligros? ¿Podrá recibir una educación digna, formativa en principios y acordes a despertar una vocación en ellos que sufren las consecuencias de hechos contrarios a su inocencia? Los niños en cárceles deben abandonar esos recintos y recibir la educación pertinente en hogares bien formados y con capacidad moral para su formación, lo demás es demagogia y populismo que debería desterrarse por lo menos cuando se trata de referirse a la niñez que es el tesoro actual y futuro del país.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |