Alrededor de dos centenares de simpatizantes del Gobierno venezolano tomaron por la fuerza ayer la Asamblea Nacional y atacaron con tubos y objetos contundentes a congresistas y empleados, lo que dejó un saldo de al menos 12 heridos.
El presidente Nicolás Maduro condenó el incidente y al final de un desfile militar para conmemorar el aniversario de la independencia sostuvo: “No acepto violencia de nadie” y pidió que se investiguen los hechos a los que calificó de “extraños”.
Cerca del mediodía, manifestantes que desde temprano protestaban en varios puntos del centro de Caracas ingresaron a los patios del Congreso luego de que el jefe del destacamento de la Guardia Nacional del Palacio Legislativo les autorizara el ingreso. Entonces se abalanzaron hacia la entrada de la sala protocolar de la Asamblea y se enfrentaron a un grupo de diputados opositores y empleados del Congreso.
Tras los hechos violentos, los supuestos seguidores del Gobierno tomaron los alrededores del Congreso e impidieron por varias horas a los diputados, empleados y periodistas salir del lugar.