La mentira que había sido verdad

La intención prorroguista del presidente del Estado Plurinacional, que fue apresuradamente llevada a referéndum por el gobierno el 21 de febrero de 2016 (21 F), recibió el rechazo de la mayoría de la población en edad de votar, por una diferencia de tres puntos, aunque según otros, como el periodista Humberto Vacaflor, ésta habría sido de diez puntos. Lo cierto es que el pueblo dijo NO a la pretensión del caudillo del régimen populista que nos gobierna hace ya once años.

Los estrategas políticos del régimen mediante una millonaria campaña propagandística dijeron que su derrota se debía a una mentira inventada por los medios de comunicación, a los que denominaron “el cártel de la mentira”, argumentando que el asunto de la pareja del presidente y su hijo había sido inventado, es decir que era una mentira, pretendiendo desconocer la voluntad popular expresada en el voto -pese a las probables manipulaciones-. Esta postura oficialista de endilgar al pueblo haber sido engañado por una mentira mediática, fue repetida hasta el cansancio por los corifeos del régimen, en especial los asambleístas y ministros del Órgano Ejecutivo.

Como consecuencia de este vergonzoso asunto, fueron llamados a estrados judiciales la ex pareja sentimental del caudillo presidente, sus abogados y algunas mujeres amigas de la ex pareja, pero en especial al abogado León le fabricaron varios procesos por varios delitos. El abogado León es un crítico a las políticas y exabruptos del gobierno, al igual que la mayoría de la opinión pública.

Una comisión asambleística determinó que en los millonarios contratos por diversas obras y adquisiciones de la empresa china CAMCE, en la que la ex pareja del presidente fungía en una de las gerencias, no había habido daño económico al Estado, es decir exculpando de cualquier posibilidad delictiva a la señora Zapata, cuando se ha establecido que ésta posee una envidiable fortuna de varios millones de dólares y que operaba desde las oficinas del Ministerio de la Presidencia y apareció en varias fotos en compañía de algunos jerarcas del régimen, tanto en actos políticos como en públicos.

Lo que llama la atención de la ciudadanía es que a raíz de este asunto, fueron encarcelados empleados subalternos del ministerio desde donde operaba la señora Zapata, uno de los abogados defensores de ella y tuvieron que dejar el país otros dos abogados.

En el transcurso del proceso judicial, ha sido presentada como testigo la que fuera Oficial de Registro Civil, que dijo que se presentaron en su oficina la señora Zapata y el padre del hijo de ésta para inscribirlo en los registros a su cargo. Es decir que si se inscribió a un niño, es que éste existía, pues no sería posible que el Presidente inscriba a un niño al que ni siquiera lo vio una sola vez, además a quien le hacía llegar una suma de dinero por pensiones.

El asunto del hijo del Presidente adquirió ribetes de “escandalete”, pues desde el Vicepresidente, Ministro de Defensa y otros se contradijeron sobre si existió, murió, etc., provocando que la opinión pública pierda la credibilidad en los involucrados.

Parece que todo este asunto de la pareja del Presidente, el hijo, la presentación en estrados judiciales de otro niño, etc., ha sido un espectáculo para distraer a la opinión pública del verdadero asunto que preocupa a la ciudadanía, el del tráfico de influencias, enriquecimiento a costa de los recursos públicos, y daños económicos al Estado, pues no se investigó el origen de la cuantiosa fortuna de la joven ex pareja del Presidente, que no tiene título profesional alguno, pero hizo posible que la empresa china que la contrató haga negocios con el Estado por más de 500 millones de dólares, ¿quiénes fueron las autoridades de gobierno que facilitaron esos negocios?, ¿a cambio de qué?

Ahora la señora Zapata pretende reducir su condena, no por delitos contra los intereses públicos, sino por suplantación de hijo, declarando que nunca existió el hijo, en un juicio abreviado. Entonces nos preguntamos: ¿cómo es posible que inscribieran al niño?, ¿con qué certificado médico de nacimiento?, ¿el posible padre nunca lo vio?

La creencia de los operadores públicos del régimen, de que los bolivianos somos estúpidos, una vez más se vino abajo.

El autor es abogado y politólogo.