Los disturbios empañaron ayer, por segundo día consecutivo, la cumbre del G20 en Hamburgo, una cita que el anfitrión alemán y la ciudad que la acoge deseaban fuera impecable.
Coches ardiendo, 159 policías heridos, jóvenes encapuchados enfrentándose a vehículos antidisturbios, lanzamiento de bombas molotov y agentes tratando de dispersar a los alborotadores eran las imágenes del día, en contraste con el encuentro cara a cara del presidente estadounidense Donald Trump y el ruso Vladímir Putin.
A lo largo de la jornada se había informado de que Melania Trump estaba retenida en la residencia donde se aloja, por razones de seguridad, y de que había habido lanzamiento de objetos contra la Policía que custodia el hotel, donde se hospeda el líder del Kremlim.
Las manifestaciones violentas contra la cumbre son “inaceptables”, cuestionó la canciller de Alemania, Angela Merkel, en una comparecencia al término de las reuniones plenarias y lamentó las agresiones sufridas por agentes policiales.