Desde los prolegómenos de las luchas por la independencia hasta las denotadas jornadas para restablecer la democracia, La Paz tiene blasones forjados con el sello indeleble del amor a la Paria.
El talento del paceño fue puesto de manifiesto en el caudal de ideas, escritos, publicaciones y obras de arte de Vicente Pasos Kanki, Franz Tamayo, Agustín Aspiazu, Alcides Arguedas, Antonio Díaz Villamil, Fernando Diez de Medina, José de Mesa, Teresa Gisbert, Jenaro Ibáñez, Mamani Mamani, Arturo Borda y otros tanto valores que han enriquecido la bibliografía y el arte nacionales.
Cuando la dinámica de ganar el espacio-tiempo se agiganta y nuestra esperanza pareciera hacerse decreciente, los paceños ya no debemos permitir la saturación de simples promesas oficiales, sino la presencia de planes, programas realistas que tengan la fuerza de su ejecución. Frente al desafío de la transformación productiva para vivir mejor, ahora no corresponde otra cosa que forjar un movimiento cívico agresivo en la diversidad geográfica y étnica del departamento, pero agresivo en el sentido del trabajo unitario, apartidista políticamente y capaz de romper el estancamiento, derrotar los estigmas del atraso y la miseria que en el momento tipifican la actividad regional.
La transformación del departamento de La Paz, en fuente de riqueza y bienestar, debe ser obra de todos los paceños, de todas aquellas colectividades de bolivianos que han escogido esta tierra como su hogar y de aquellos ciudadanos del mundo que hoy son muestra de laboriosidad en la región por su Patria adoptiva.
Es necesario rediseñar la forma, el estilo, los mecanismos y el espíritu del desarrollo sostenible en el marco de las estrategias sub-regionales que impliquen esfuerzo y trabajo concertado entre el campo y la ciudad, todo orientado hacia objetivos comunes no para unos sí y para otros no, como lo hacen algunos políticos actuales, capacidad de organización empresarial para superar su dependencia sub-desarrollada y salir de la periferia al centro con su producción destinada a la ciudad y su proyección exportable.
Demandamos que de cara a la realidad, gobierno y parlamentarios paceños que han sido elegidos para servir a sus distritos, se impongan la obligación de formular e impulsar propuestas y planes creativos en beneficio de sus mandantes y no se amparen en el alero benigno de sus partidos para alcanzar solamente sus beneficios personales, sin la mayor capacidad y esfuerzo para servir a sus comunidades. La Paceñidad quiere entender que hay una nueva, moderna e inteligente mentalidad empresarial en la región. De ahí es que se debe tomar conciencia del papel protagónico que corresponde jugar a la Banca privada, a la Industria y al Comercio en la promoción económica y social del departamento y así La Paz, en su conjunto, pueda seguir manteniendo la rectoría nacional en su economía al servicio de la Patria.
Ya es tiempo para que el gobierno, si son sinceras sus intenciones, logre concertación con la UMSA, las universidades privadas y las instituciones académicas, a fin de que éstas cuantifiquen y propongan proyectos creativos para alcanzar el almacenamiento y distribución de los recursos hídricos en la sub-región del Altiplano, con la finalidad de recuperar la agropecuaria y los sukka kollus y masificar los micro-climas de las carpas solares. Que actualicen de manera realista en el más breve plazo los proyectos referidos a la producción de azúcar, de cuyo alcance no se conoce sus referencias productivas, de arroz, soya y ganadería en San Buenaventura, Apolo, Ixiamas, Alto Beni y Arcopongo, a fin de transformar esas sub-regiones, hasta ahora abandonadas, en puntales económicos del departamento.
Que la gobernación del departamento fiscalice y controle la exportación anárquica del oro en beneficio local y la economía departamental. De la misma manera, que cancele los permisos políticos y extra-legales de la tala de bosques en el Norte paceño y planifique su ordenada explotación, pero además porque los bosques constituyen recursos renovables que permiten la preservación del medio ambiente de las sub-regiones.
El departamento de La Paz constituye una geografía amplia en todas sus provincias con anhelos de superación, progreso y bienestar. Todos los de arriba, y los de abajo, quechuas, aymaras, lecos, apoleños, araonas, cayubabas, cavineños, en fin, todos los bolivianos radicados en la región debemos sumarnos a la gran empresa de transformar la “Patria chica” en un hogar común, próspero y generoso de paz y respeto mutuo por la fuerza del trabajo y el afecto a la Patria grande que, en nuestro caso, es Bolivia, única y eterna.
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