La ausencia del anterior ministro de Economía, Luis Arce Catacora, las medidas del Banco Central para evitar mayor carencia de dinero tanto entre el público como en los bancos, la flexibilización de la cartera bancaria, así como la emisión de bonos empezaron a mostrar que la iliquidez ingresó en una etapa que se va haciendo más preocupante.
Esa situación en vez de aliviarse ha continuado empeorando y en todos los sectores económicos se advierte que el problema sigue creciendo, pese a las diversas medidas tomadas por las autoridades, como el BCB, el Ministerio de Economía y otras entidades estatales.
La liquidez que, en general, es la facilidad con que un activo puede convertirse en dinero, ha mostrado signos más visibles por diversas medidas aplicadas por firmas bancarias, pero, también, por otro lado, las dificultades de la población para cubrir sus necesidades diarias tanto de tipo privado como bancario.
En efecto, esa iliquidez obligó a un banco privado a suspender un crédito importante para la Gobernación de Tarija, hecho que perjudica la economía de esa región y, en fecha reciente, el aumento de las tasas de interés por parte de la Bolsa Boliviana de Valores. Se ha procedido al alza de las tasas de interés y como efecto varios bancos anunciaron nuevas emisiones de bonos bancarios bursátiles a través de esa entidad. El argumento para esa disposición señala que se está en la búsqueda de fondeo de bajo costo de tal forma de compensar el decrecimiento de las captaciones del público y evitar la mora.
Hasta hace poco los bancos registraban crecimiento de los depósitos a mayor ritmo que la cartera, lo que les producía importantes ganancias, Pero esa situación varió, pues hasta el año 2015 las colocaciones habían crecido en 19,2 por ciento, mientras en 2016 los depósitos solo se incrementaron en 2,5 por ciento. Es más, esa tendencia se mantuvo el año 2017 al conocerse que la cartera de créditos registró un porcentaje cada vez mayor del saldo de depósitos del público, el mismo que pasó en un año de 84,8 por ciento a 96,4 por ciento.
Otro dato por demás revelador es que el número de prestatarios en el sistema financiero cayó de 15,9 por ciento en diciembre pasado, a solo 1,9 por ciento en mayo de este año, reducción que se esperaba se invierta, pero que no tuvo el menor cambio. En esa forma, la caída del número de prestatarios se derrumbó abruptamente de 13,5 entre los años 2011-2013 por ciento, a 2,3 por ciento entre el 2013-2016, sin tomar en cuenta que en diciembre pasado se aproximó al 0,8 por ciento.
En todo caso, la creciente iliquidez general, o sea la capacidad para hacer frente de forma inmediata a las obligaciones financieras, es una realidad innegable y en especial resultado de la caída de los precios de las materias primas, cotizaciones que cuando fueron elevadas, el país registró una etapa de las vacas gordas pocas veces conocida.
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