• Un boquete gigantesco en una carretera recién inaugurada se tragó esta semana la vida de dos hombres. De momento, ni el Gobierno ni las empresas asumen la responsabilidad.
El socavón del Paso Exprés de Cuernavaca parece un crisol de los males del México moderno. Un agujero se abrió en el asfalto de una carretera recién inaugurada a una hora de la capital. Un boquete de cinco metros de profundidad que se llevó dos vidas, las de un padre y un hijo que murieron asfixiados, bajo toneladas de tierra, encerrados en su auto.
Nadie asume de momento la responsabilidad del deslave, ni las empresas constructoras, ni el Gobierno federal. Todos hablan de esperar. Que llegue el peritaje y hablamos. Faltan quince días para que esto ocurra y mientras tanto los medios mexicanos recogen testimonios -de vecinos, de trabajadores de Protección Civil- que lanzan testimonios parecidos: se les dijo y no hicieron caso.
EL HECHO
El pasado 12 de marzo, Juan Mena López, de 56 años, y su hijo Juan Mena Romero, de 36, cayeron en su coche en un socavón que se abrió el kilómetro 93 de la autopista que conecta a la Ciudad de México con Cuernavaca (Morelos). Los elementos de Protección Civil tardaron más de ocho horas en sacar el auto del hoyo de ocho metros de ancho y 16 de profundidad.
La familia de las víctimas solicitaron justicia al Gobierno mexicano. “La armonía de esta familia fue cancelada por la negligencia y eso las palabras ni los términos legales lo pueden tapar”, dijo Sonia Mena en el sepelio de su padre y su hermano.
LA CARRETERA
Hasta el accidente, el Paso Exprés -a cargo Aldesem (filial de Aldesa en México) y Epccor- aparecía como uno de los pocos éxitos del Gobierno de Enrique Peña Nieto. Inaugurado a principios de abril, la ampliación de la ronda de Cuernavaca ahorraba algo más de 20 minutos a los conductores. Gracias a los nuevos 14 kilómetros de autovía, el viaje en carro de la Ciudad de México a Acapulco rompía la barrera de las tres horas y media.
AVISOS DE PELIGRO
Los vecinos de los barrios que yacen a orillas del Paso Exprés indicaron su preocupación hace meses por los problemas que podría traer la nueva obra. En Mayo, delegados de Protección Civil de Cuernavaca, capital del Estado de Morelos, acudieron al libramiento para atenderlos. Según informó entonces el diario local Zona Centro Noticias, el director local de la agencia, Fernando Manrique, comentó que la “temporada de lluvias puede agravar los problemas colaterales ya reflejados en la vialidad, como la falta de estabilización de los muros, paredones, así como el riesgo latente de inundación” por basura abandonada.
El delegado de Protección Civil en Morelos, Javier Bermúdez, informó estos días además de que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, SCT, responsable de la obra, había obviado sus señalamientos. “Hicimos un recorrido el 3 de abril, donde junto con el delegado [de la secretaría en Morelos], advertimos la problemática” explicó.
LAS IRREGULARIDADES
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en Morelos dio a conocer el 31 de marzo, un día antes de inaugurar la vialidad, que el costo de la obra se había duplicado. En un principio se había anunciado que costaría 1.045 millones de pesos, pero terminó elevándose a 2.213 millones. La obra a cargo de Aldesem -de Grupo Aldesa- y Epccor estuvo envuelta en polémica desde que comenzó a construirse. En el transcurso de edificación se contabilizaron más de 80 accidentes y al menos 21 muertos, desveló esta semana El Universal.
LAS EMPRESAS
El consorcio hispano mexicano formado por las empresas Aldesem (filial de Aldesa en México) y Epccor fueron las responsables de la construcción del paso exprés de Cuernavaca. La española Aldesa, presente en México desde hace 8 años, es una de las constructoras de la torre de control del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México diseñado por Norman Foster y la terminal 3 de Cancún.
Hasta el momento la empresa sólo emitió un comunicado en el que reconoce que el drenaje no formó parte de las obras efectuadas. “La alcantarilla y drenaje cruzan a más de 15 metros de profundidad por debajo de la autopista y no formaron parte de los trabajos realizados para la construcción (…) El drenaje se colapsó por el exceso de agua y provocó la grieta en la carpeta asfáltica” señaló.
LA CULPA NO ES MÍA
Autoridades estatales y federales no han tardado en culparse unos a otros o, cuanto menos, en pedir paciencia y tratar así de ganar tiempo. El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, ha cargado contra el delegado estatal de la SCT. Ramírez ha explicado que le mandaron cuatro oficios para que atendiera los problemas que iban surgiendo en el paso y atendiera las quejas de los vecinos, cosa que no ocurrió.
El secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, indicó por su parte que la culpa fue de la lluvia y la basura acumulada en el drenaje. El secretario ha añadido que habrá que esperar los resultados del peritaje.
LA INDIGNACIÓN
La muerte de las dos personas en el socavón ha despertado la indignación de los mexicanos porque vuelve a evidenciar la corrupción y la negligencia con que operan los gobernantes, sin distinción de partido político. Las irregularidades que han denunciado los medios en los últimos días vuelven a colocar a la gestión del presidente Enrique Peña Nieto en el ojo del huracán. Su secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza (PRI), también está envuelto en la polémica y pese a las voces que han exigido que sea destituido, Peña Nieto ha optado por cortar las cabezas menores involucradas en el escándalo. (EL PAÍS)
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