Chile, después de habernos usurpado en 1879 por medio de las armas 120.000 kilómetros cuadrados, entre los cuales se encontraban 400 Km2 que nos permitían acceder al mar, jamás va tener la decencia de devolvernos, por los menos, una pequeña salida al mar.
Han sido varias las ocasiones en que se ha tenido diálogos y negociaciones para tal posibilidad y todas fueron infructuosas. Mientras Chile se atenga a su fuerza armada y a su carácter hostil, nunca tendrá Bolivia un acceso propio al Pacífico, puesto que somos un pueblo de paz y de respeto a lo ajeno.
Esto no quiere decir, empero, que nos quedemos cruzados de brazos, hay aún otra posibilidad para llegar a la vecindad marítima. Esta factibilidad puede concretarse si desde ahora mismo dedicamos nuestros esfuerzos y capacidad económica para concretar una salida al océano Atlántico.
Por supuesto, no será igual a la forma en que nacimos como República con acceso al Pacífico, pero de todos modos tendrá alguna similitud si lo hacemos por la región oriental del país, concretamente por Puerto Suárez, que pertenece a la jurisdicción del departamento de Santa Cruz.
Bolivia es un territorio inmenso y no se debe tener miramientos a si salimos por uno u otro lado al mar. El interés nacional lo demanda y es posible satisfacerlo, desde ahora mismo.
Para ello, se debe contratar a una empresa especializada para que concrete la salida del país al mar por el oriente, pues es tan igual como el territorio nacional de occidente. Más todavía, siendo realistas, tenemos que estar conscientes de que el gran desarrollo y progreso del país se produce al presente por la región oriental y en el futuro todo indica que será mayor.
Es que tiene mayores posibilidades para explotar sus riquezas naturales y establecer el centro industrial de Bolivia, inclusive con mayores perspectiva que hacerlo en el occidente, pues vencer la cordillera de Los Andes por uno y otro sitio es más complicado y costoso, pero sin justificativo alguno, porque siempre nos quedaremos al borde de la frontera con Chile, cuyo territorio serpentea a lo largo del Pacífico.
Respecto a Puerto Busch, cabe anotar que el Gobierno de Holanda hizo un estudio para utilizarlo como salida del país al mar, pero las autoridades del Ministerio de Obras Públicas son inoperantes, ya que no le dieron la importancia que tiene el estudio y menos se pusieron en acción para cumplir el proyecto, pese a que fue de su iniciativa el encomendar el estudio.
El mismo existe desde 2013 y concluyó con que se requiere la inversión de 14 millones de dólares para viabilizar a Puerto Suárez como la salida boliviana al mar. Extrañamente, el trabajo fue solicitado por el actual Gobierno, recibió el informe y lo guardó en algún cajón burocrático.
No es posible que esta situación persista, se dirá que el costo es alto, pero se olvida que la obra será para siempre y que la inversión puede ser recuperada con creces. Empero, en lo fundamental le dará soberanía a la salida marítima del país. Y en esto no puede haber miramientos al costo que tenga. La cuestión de fondo es dar independencia marítima a Bolivia.
Los productores de Santa Cruz, que son los más experimentados en la materia, han informado incluso que salir por Chile les cuesta millones de dólares de pérdida, por una serie de circunstancias que no es del caso reseñar en esta nota. Basta con anotar esos efectos que tiene la actual mediterraneidad del país.
En la actualidad, Puerto Busch es ya utilizado para salir al mar, a pesar de las dificultades y costos que tiene. Al presente, se emplea barcazas para transportar minerales de hierro a la Argentina, anualmente suman unos dos millones de toneladas de este mineral.
Esto demuestra que se puede ya emplear Puerto Busch para las exportaciones, aunque en condiciones precarias, pero se lo hace. Entonces, qué piensa el Gobierno de Evo Morales para no aprovechar el estudio que pidió hacer a Holanda, ejecutando las obras pertinentes.
Tanta negligencia no tendrá justificativo histórico alguno. Los 14.000 millones serán invertidos con el tiempo, siguiendo una programación parcial, de manera que el país puede responder al requerimiento en uno, dos o tres años, pero así se concretará la ansiada salida al mar. Algo más, el Atlántico es mucho más comercial y productivo que el Pacífico.
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