Sao Paulo.- La organización ecologista WWF advirtió ayer sobre las amenazas al Sistema Nacional de Unidades de Conservación (SNUC) en Brasil, lugares que pueden convertirse en Áreas de Protección Ambiental (APAs), un estatus menos rígido y que facilitaría la deforestación.
Especialistas de diversas áreas, convocados por WWF Brasil y la organización no gubernamental Andi Comunicação e Direitos, debatieron el asunto este lunes durante el seminario internacional ‘Unidades de Conservación de Brasil: Amenazas, retrocesos y el futuro del SNUC’.
BIODIVERSIDAD
La biodiversidad y los acuerdos internacionales relacionados con las unidades de conservación fueron expuestos por Braulio Días, exsecretario ejecutivo de la Convención sobre Diversidad Biológica (CBD) de las Naciones Unidas.
Resaltó sobre la “necesidad” de los Gobiernos y organismos internacionales de velar por el respeto de los acuerdos alcanzados y que concentran mayor atención en la Amazonía, el principal “pulmón” del planeta.
POTENCIAL
Existe un gran “potencial económico de esas unidades de conservación”, que puede ser amenazado por el propio “Estado como promotor del desmonte y de los instrumentos legales” para reducirlas, apuntó por su parte Mariana Napolitano, de WWF Brasil.
Los “vectores que promueven el desmonte” de esas unidades de conservación en la Amazonía y las grandes obras de infraestructura que las amenazan, al igual que a las tierras indígenas de la región, también fueron abordados en una de las mesas de debate.
El debate se produce después de que en junio pasado el presidente de Brasil, Michel Temer, anunció, en una respuesta a la modelo brasileña Gisele Bündchen, que había vetado “integralmente” algunas partes de dos medidas aprobadas en mayo en el Congreso que podrían facilitar la deforestación de la selva amazónica.
PRESIDENTE TEMER
Las medidas vetadas por Temer, según los especialistas, podrían favorecer ocupaciones ilegales de tierras y beneficiar los deforestadores de la mayor selva del planeta.
La decisión del Senado, que alteró el texto original enviado por el Gobierno, implicaba que la Floresta Nacional Jamanxim, una especie de santuario en el estado de Pará (norte), pudiera perder 480.000 hectáreas de los 1,3 millones que la integran, donde viven especies nativas amazónicas y tiene el 88 % de su flora preservada.
Situado a 1.600 kilómetros de Belém, la capital regional, la reserva tiene unas estrictas reglas de protección y apenas se permiten actividades de investigación y exploración sostenible.
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