Sucre
Sucre.- Campanario es una comunidad campesina que pertenece al municipio de Yotala, pero su cercanía con la capital (apenas ocho kilómetros), hace que virtualmente sus habitantes estén más conectados con las actividades citadinas que con la capital provincial, ubicada casi al doble de distancia.
Desde hace muchos años, inclusive antes de la construcción del sistema de purificación de aguas servidas, esta zona viene sufriendo una constante agresión ambiental provocada principalmente por la creciente e inevitable contaminación de la quebrada de Quirpinchaca.
Este caudal sigue siendo hasta ahora el único de expulsión de las aguas servidas de una urbe que en los últimos años multiplicó su población.
Los habitantes de Campanario y de otras localidades ubicadas ribera abajo creen que la responsabilidad del cuidado ambiental parte de las autoridades e instituciones citadinas, incluida la Empresa Local de Agua Potable y Alcantarillado Sucre, encargada del manejo de la planta de tratamiento.
Según los vecinos, el emplazamiento de esa infraestructura no ha logrado mejorar la situación de los que viven en esa zona; por el contrario, algunos creen que el daño ambiental es mayor al que se presentaba antes de la construcción de esa planta.
Los vecinos se quejan por una supuesta deficiencia en el tratamiento de aguas, tema que será abordado en una reunión prevista para los próximos días entre autoridades y dirigentes.
Cuando la planta ingresó en funcionamiento, hace cerca de una década, se había garantizado al vecindario la utilización de las aguas en el riego de pequeñas parcelas productoras de legumbres y hortalizas, pero la economía de los grupos familiares se ve afectada debido a que la producción es observada por los intermediarios debido a que no se habría garantizado su total salubridad. (Correo del Sur)
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