Iván Camarlinghi
I
La salida política a la explosiva situación en Venezuela parece estar más cerca. El pueblo se pronunció el domingo 16 en forma inobjetable. 7.6 millones de personas expresaron contundentemente su rechazo a 19 años de gobierno chavista que en 2 décadas destruyó la riqueza de la “Venezuela Saudita” que entre 1958 y 1998 deslumbró a América por su desarrollo en todas las áreas, no en vano se dice que tenía el per cápita más alto de Latinoamérica (U$ 17,692 en 1998).
Nicolás Maduro parecería tener los días contados y su gobierno se viene cayendo a pedazos como una realidad incontrastable verificada no solo por la oposición venezolana, sino también por más de 500 periodistas que llegaron al país para relatar lo que está sucediendo en la nación caribeña, así como analistas y “opinólogos” de todo el mundo.
La victoria del SÍ fue avalada hasta por el propio Maduro, quien dijo que “el pueblo había hablado y que había que escuchar su voz”, aunque pareció reaccionar en su estilo alocado “desdiciéndose”, al señalar que las elecciones para la Constituyente del 30 de julio “se realizarán sí o sí”, muy parecido a nuestros políticos que dijeron que si “el Jefe de Estado perdía el Referéndum del 21F la luna se caería y el sol no saldría nunca”, y otro despistado dijo que “el día que Evo deje la presidencia, habrá un baño de sangre” (sic).
Cualquier parecido entre Venezuela y Bolivia es “coincidencia”, incluyendo Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua y los Castro en Cuba que parecen hijos paridos por la misma madre. No en vano fundaron hace 10 años una entelequia denominada “ALBA”, como si su política, significara un nuevo amanecer para estos pueblos aplastados y perseguidos por el “populismo del Siglo XXI”. Si nos remitimos al estado de la economía y la sociedad del doble quinquenio, encontramos que los procesos son “crónica de fracasos anunciados”, parafraseando al genial Gabriel García Márquez.
¿Pero en Venezuela cómo se llegó a esta terrible situación? La lucha contra Hugo Chávez se remonta al mes de abril de 2002, cuando en los sucesos de “Puente Llaguno”, a pocas cuadras de Miraflores, en la que se vio actuar por primera vez a grupos paramilitares que dispararon a mansalva contra manifestantes, provocaron un golpe de estado que sacó del poder al ex Teniente Coronel por 2 días y alojó al jefe de Fedecamaras, Pedro Carmona quien gozaba del apoyo de ciertos sectores sociales de Venezuela y gobiernos de países de la región como Colombia, Perú, Chile y Estados Unidos, entre otros.
La rápida recuperación del poder por parte del chavismo le dio enseñanzas al extinto coronel para evitar que otros militares intentaran derrocarlo. La historia que vino después es harto conocida, el gran despilfarro de los petrodólares con un barril de crudo a U$ 140 determina que nunca se sabrá cuánto dinero “petrolizado” corrió por los bolsillos de los altos dirigentes y otros tantos que fueron regalados por el generoso coronel a Cuba y a los países caribeños.
La influencia del mesiánico barinense en toda América se hizo sentir con fuerza, aunque el ALBA, Argentina, Brasil y Uruguay, así como en otros movimientos financiados por Caracas y La Habana, que constituyeron su principal fortaleza política e ideológica, aunque el amanecer de estos pueblos estaba muy lejos y se apoderó de todas esas naciones la noche más oscura de la dictadura socializante con su estela de hambre, muerte, corrupción y narcotráfico, de la que todavía es imposible salir, pese a los esfuerzos de Almagro en la OEA, las naciones grandes de Sudamérica que salieron del populismo hace 2 años, el presidente Trump y el apoyo muy importante de la Unión Europea y otras democracias del mundo.
En la actualidad, más pudo el “matonaje” impulsado desde Miraflores, decididos a mantener “la gallina de los huevos de oro”, las reservas más grandes de petróleo del mundo, así como los privilegios que les otorga el poder omnipotente a cualquier costo, sea con “cañonazos” de dólares o por lo que representa la sangre de una centena de jóvenes y mujeres venezolanas que se han convertido en los héroes de esta historia.
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