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Un interesante foro denominado “Desempeños, Riesgos y Desafíos para las Economías Latinoamericanas” fue auspiciado el día 19 de julio de 2017 por el Banco Central de Bolivia. En el acto se distribuyó el libro “Balance del Pensamiento Económico Latinoamericano”, que es un compendio de un congreso realizado en Cochabamba entre el 27 y 28 de octubre de 2016.
El foro estuvo dirigido por el asesor principal de Política Económica del Banco Central, Lic. Raúl Mendoza Patiño y contó con cuatro economistas extranjeros que ilustraron las diversas preguntas formuladas por el coordinador, con interesantes criterios e ilustraciones estadísticas que dieron relevancia al evento. Por supuesto, se contó con la presencia del presidente del Banco Central, Lic. Pablo Ramos Sánchez, quien realizó una apretada y comprensiva síntesis al presentar el libro y del presidente en ejercicio, Sr. Álvaro García Linera, que clausuró el evento.
Sería muy pretencioso de mi parte hacer un análisis de lo tratado, sin antes dar previamente una lectura minuciosa del libro en referencia. Sin embargo, al darle una hojeada me encontré con la curiosa calificación de los últimos diez años pasados como la “década ganada”, en contraposición con la calificación que se hizo a la economía de los años 80 como la “década perdida”, lo que motiva la presente nota.
En efecto en los años 80 todos los países de la región, incluyendo Bolivia, tuvieron que dedicar su energía a la negociación de la deuda externa, que se había contratado abundantemente en los años 70 y que no solo fue mal utilizada, sino también ampliamente despilfarrada. Si bien pueden existir muchas diferencias entre la “década perdida y la “década ganada, por lo menos aquí se da una primera coincidencia.
Otra coincidencia es la sustancial elevación de los precios de las materias primas, especialmente del petróleo de la economía de los años 70, especialmente de los países árabes, que habían nacionalizado los campos petrolíferos. Es decir que, durante la década anterior a la “década perdida”, la economía de naciones ricas en petróleo y gas se encontró con mucha liquidez, la cual se ofertó a las demás economías en forma de créditos con bajo costo y sin mayores condiciones, lo que dio un lugar a un endeudamiento generalizado de todos los países de la región.
De este modo, en realidad, la década perdida es la de los años 70, al no utilizar adecuadamente estos recursos financieros, que fueron destinados al gasto corriente del sector público, a la realización de inversiones de dudosa rentabilidad, incluyendo el gasto militar. Otra coincidencia entre la “ganada” y la perdida” es que en ambas se dio un fuerte incremento del consumo interno, del contrabando y la producción de coca y cocaína.
Es evidente que en ambas décadas se amplió la clase media y hubo una gran expansión urbana, en particular en Bolivia. Pero también es cierto que en ambos períodos se da un enriquecimiento en pocas manos, especialmente en las esferas oficiales y en el entorno de las “burguesías burocráticas”. En estos períodos analizados las empresas públicas también formaron parte importante de la dinámica interna y externa de la región, donde Bolivia no era precisamente una excepción, al contrario, era la parte fundamental.
La “década ganada” se diferencia en que el aumento de los precios fueron más exagerados, debido particularmente al incremento sustancial de la demanda de materias primas de los países emergentes, generando un mayor excedente público que se tradujo en un incremento distributivo, basado en la proliferación de bonos e incrementos salariales por encima de la inflación, dando lugar a un populismo amplio y diversificado.
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