Alertan sobre consumo de pescado contaminado

El especialista Danny Rejas de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba (UMSS) ha iniciado un estudio en los ríos del norte amazónico del país, sobre la contaminación con mercurio en peces de la Amazonia boliviana, lo que en su opinión, presenta un riesgo cada vez más serio para la salud de la población ribereña, que consume los recursos piscícolas de las cuencas y ríos de la región.

Según el investigador, la contaminación con mercurio puede amenazar la salud de niños y mujeres embarazadas. En el documento que se difundió en internet y titulado, "Factores que determinan la concentración de mercurio en los peces de la Amazonía Boliviana", sostuvo que cuando el mercurio ingresa a un cuerpo de agua, los microorganismos lo convierten en Metil- Mercurio, que es un compuesto neurotóxico, capaz de concentrarse en un organismo.

Trabajo minero

Este metal pesado permite la recuperación del oro y normalmente las barcazas que dragan el lecho de los ríos vierten sus descargas a los mismos afluentes, sin control de las autoridades.

“A partir de ahí es que el mercurio ingresa a la cadena alimentaria pasando de microorganismos a diversas variedades de peces y finalmente al hombre”, explicó el investigador universitario.

REPRESAS

Sobre este mismo tema en marzo pasado, el investigador Ricardo Calla publicó un documento en el cual alertaba que la intensa actividad de la minería del oro en las proximidades de las grandes cuencas hídricas de la Amazonia, convertirían los recursos piscícolas y los lagos en fuentes de alto riesgo para la salud de la población.

Concretamente, Calla expuso su oposición a la construcción de represas en el norte de La Paz, cuyos gigantescos embalses proyectados "se convertirán en inmensos lagos envenenados de mercurio", dijo en su trabajo, "La amenaza del mercurio: el proyecto hidroeléctrico del MAS en el Chepete y El Bala".

EL ALTO

En 2005, el alcalde de El Alto, José Luis Paredes, divulgó un análisis sobre la presencia de metales pesados (mercurio-plomo) en los hogares de El Alto, en la populosa zona Ballivián, donde operaba una fábrica de calaminas. La planta con el transcurrir de los años quedó cerca de los nuevos barrios.

La fábrica no contaba con protección. Los desechos que generaba, se descargaban sin mayor control en un canchón en las proximidades de la planta, exponiendo la salud de niños y las familias. Paredes mostró entonces a la prensa, el análisis realizado por la Universidad San Luis Potosí, que constató altas concentraciones de mercurio en una infinidad de viviendas que visitaron sus investigadores.

El viento era el encargado de llevar miles de partículas contaminadas hasta las casas de los vecinos, los cubiertos estaban con polvo y con niveles no permitidos de mercurio, dijo entonces en su informe la universidad mexicana.