La trigésima versión de la entrada universitaria demostró alegría, destreza y colorido, con la participación de 65 fraternidades que permitieron que más de 20.000 bailarines demuestren la expresión cultural de diferentes danzas autóctonas y criollas.
Conforme a la programación, la Entrada Universitaria fue iniciada con la presencia de autoridades de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y autoridades del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (Gamlp), a ella se sumaron tres fraternidades invitadas, una de ellas fue la de los residentes Tupizeños, seguida de la Universidad Municipal del Adulto Mayor con mohoseñada y la Federación Sindical Fedsidumsa al ritmo de tarqueada.
Una de las principales diferencias entre la entrada universitaria y las demás expresiones culturales a nivel nacional, de acuerdo con el rector de la casa superior de estudios, Waldo Albarracín, es que en cada una de las fraternidades los universitarios, docentes y administrativos deben investigar la danza en la que participan y defender una monografía, aporte de investigación que permite recuperar diferentes danzas que corren el riesgo de desaparecer.
En esta versión de la Entrada, la UMSA aportó con la investigación de tres danzas que están en peligro de extinción, las mismas son: Salay, Estampa potosina y Sullp’i, mismas que fueron interpretadas por diferentes facultades de esta casa superior de estudios.
“Es por eso que han estrenado esas fraternidades, con la finalidad de que la población vea que hay mucho por rescatar en cuanto a nuestras costumbres y tradiciones, las cuales se manifiestan a través de las danzas”, reconoció Albarracín.
Las fraternidades realizaron el recorrido desde la avenida Montes hasta la desconcentración en la avenida Simón Bolívar, empero demostraron su mejor destreza en una cuadra principal de la avenida Camacho, donde fueron situados los palcos oficiales. Uno de ellos estuvo ocupado por autoridades universitarias y jurados calificadores, mientras que el otro fue ocupado por autoridades del Gamlp.
En esta cuadra, cada una de las fraternidades utilizó la mejor coreografía que permitió resaltar no solo el ritmo, sino la integración con el público, a quienes invitaban a acompañar en el baile, para alegría de los espectadores.
Los músicos que acompañaban a cada una de las fraternidades, también realizaron su propio espectáculo, con su coreografía acompañados de sus instrumentos de percusión o de viento, pero sobre todo logrando demandar aplausos merecidos, sobre todo, cuando platilleros presentaban su demostración que incluía piruetas, equilibrio y ritmo.
El Fundador de la Entrada Folclórica Universitaria Luis Sempertegui recordó con orgullo como un cinco de marzo de 1988, se inicia una “travesura de universitario”, con ocho fraternidades, sin advertir que ese inicio no solo fue aceptado por toda la comunidad universitaria, sino se convierte en un patrimonio a nivel nacional.
“La entrada universitaria que a nivel país, se convierte en un efecto multiplicador, por haber al momento 10 entradas universitarias, las cuales responden al requisito de investigar, defender y demostrar la danza para compartirla con la población”, afirmó.
La entrada universitaria se desarrolló, en un clima fraterno, sano, donde prevaleció el entusiasmo, baile, música y la interrelación con la población que desde las 08.30 hasta altas horas de la noche, continuó expectante del colorido y juventud.
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