La industria, en cualquier parte del mundo, cumple funciones muy importantes para la creación de riqueza y generación de empleo, esta es realidad que no se cumple en nuestro país y, si existe una capacidad industrial en Santa Cruz, Cochabamba y otras regiones, es incipiente y no tiene la fuerza contundente que debería tener en el desarrollo. Si bien Santa Cruz se ha convertido en el departamento líder no solamente en los campos agroindustriales sino también en la actividad industrial, hay que tener en cuenta que es debido a varios factores, como su situación geográfica, las condiciones climatológicas, la gran receptividad que tiene por parte de sus autoridades de instituciones como gobernación y municipio que otorgan no solamente facilidades sino garantías para un desempeño productivo, permanente y con la debida continuidad.
A propósito de crecimiento industrial, el Presidente de la República ha expresado su extrañeza porque “el empresariado privado en La Paz no crea empresas industriales, no son competitivos y no aprovechan, por ejemplo, los parques industriales que el gobierno habría creado”. En oportunidad de la entrega de la Empresa Pública Textil de Transformación de Fibra de Camélidos situada en Laja, dijo el Primer Mandatario: “…que en otros departamentos hay hasta competencia para instalar fábricas y no siento lo mismo en La Paz, no sé si es por el tema del clima… quisiera saber por qué empresarios se van a otros departamentos”.
El gobierno debería reconocer, en conciencia, que La Paz es departamento abandonado por el régimen desde hace muchos años; que efectivamente es “el clima”, pero clima político-partidista el que frena cualquier iniciativa y actividad empresarial; el “clima” del contrabando que hace de La Paz el centro difusor y expansivo de todo lo ilegal que ingresa al país por las fronteras con Chile, Brasil y Perú; que razones partidistas hacen que gobernación (ex–prefectura) y alcaldía, por no estar encabezadas por militantes masistas, sufren el boicot permanente del gobierno. La Paz no cuenta, conforme a su densidad de población, con los presupuestos debidos para la realización de obras de infraestructura. Por otra parte, las pocas industrias habidas en La Paz y El Alto han emigrado a ciudades como Santa Cruz, Cochabamba, Tarija y otros sitios en busca de garantías y condiciones apropiadas para el trabajo.
¿De qué “clima” se habla cuando no se cuenta con el apoyo, el respeto a obras de infraestructura como el campo Ferial de El Alto y se lo traspasa “en calidad de regalo a un ministerio”? Es preciso que se tenga el clima necesario para que el sector privado actúe dentro de parámetros que está en sus intenciones hacerlo y que, si no lo hace, es porque no cuenta con el debido respaldo y apoyo gubernamental. La Paz, con el mal de ser “sede de gobierno”, padece las consecuencias de políticas arbitrarias, paros y huelgas que la postran en el atraso. La Paz requiere atención que generalmente se le niega.
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